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Tiempo atrás.

Seguramente Canuto no lo recordaba.

En aquellos días, cuando aún temblaba y temía hasta por su sombra, cayó presa de la insistencia de la banda de Askeladd y su cuerpo había sucumbido al fuerte licor de los bárbaros.

Cabeceaba en su lugar mientras los demás se reían de su condición, Thorfinn solo miraba todo en silencio.

— como que fue una buena idea que Ragnar fuera al pueblo vecino—  comenta un hombre con diversión.

— y que Askeladd lo acompañará—  completó otro.

Thorfinn chasqueó la lengua y termino de beber el licor de su tarro. Observó con atención los ojos de los hombres, sus «compañeros» tantos años en el oficio le hacían capaz de entender el accionar de los bárbaros y sabía que no lo hacían solo por divertirse un momento viendo a la realeza hacer el ridículo.

En sus ojos ardía la perversión y el deseo, Thorfinn arrugó el entrecejo y su mirada se enfocó nuevamente en Canuto, esta vez casi completamente dormido sobre la mesa.

El islandés aún recordaba su primera vez ebrio, había despertado solo, en el bosque y la banda estaba a punto de zarpar. Para Canuto sería complemente diferente; muy diferente.

Pero al final, no era su problema.

Los hombres siguieron bebiendo un poco más mientras Canuto dormía encima de la mesa, con el ceño relajando y suspirando con tranquilidad, teniendo un buen sueño, al parecer.

— ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?— pregunta Thorfinn por lo bajo, meciendo el licor en su cuerno, ante la desagradable imagen que se estaba creando en su cabeza.

Al parecer llegó la hora, los hombres qué aun quedaban en pie empezaron con una especie de juego para saber quién iría primero.

Asqueroso.

— ¡hey Thorfinn!— le llamaron, al notar que aún no estaba dormido.

El adolescente solo frunció el entrecejo en respuesta al llamado.

— ¿Te quieres unir? Tendrás que ir después de nosotros— señaló a tres hombres más.

Thorfinn sintió el estómago revuelto.

— tch—  chasqueó la lengua, se puso en pie y les dio la espalda.

Les oyó murmurar un poco detrás de él, pero no le importó; solo quería alejarse del lugar para no escuchar ni presenciar sus deplorables acciones.

¿Tan bueno era cómo para querer hacerlo con un hombre? Thorfinn no lo sabía, incluso estaban dispuestos a meterse con el rey de Dinamarca ante tal ofensa hacía su vástago; no entendía por qué harían tal estupidez a sabiendas de sus posibles consecuencias. 

Él siempre rechazaba las propuestas de sus compañeros hasta del mismo Askeladd de acostarse con las muchachas de las aldeas saqueadas; no le encontraba el sentido a compartir intimidad con otras personas.

La extravagante belleza del príncipe le cautivaba, aunque aceptar aquello daría rienda suelta a sus más furtivos deseos.

La ley del más fuerte. Es un príncipe y ni siquiera puede cuidarse de 4 simples bárbaros, patético. 

Thorfinn se detuvo y apreció la nieve caer frente a él.

— no es mi problema— se repitió, sin embargo su cuerpo no se movió— soy su guardaespaldas, pero...

¿Existía un pero? ¿Cuántas veces había escuchado de las jóvenes que habían tomado su propia vida después de haber sido deshonradas de aquella manera? Dejarlos actuar sería como perder al príncipe y sabía, muy en sus adentros, que no estaba dispuesto a algo así.

— ¡Maldición!— grita dando un pisotón en la nieve— más vale que Askeladd y el maldito cabeza de cono me devuelvan este favor.

Se apresuró a volver, acelerando el paso y tomando una de sus dagas. Al regresar, el lugar estaba vacío, no fue difícil adivinar su paradero, pues cerca se encontraba la cabaña que usaba el príncipe como aposento temporal. Entró de una patada.

Dentro se encontraban los cuatro hombres, dos sostenían al durmiente príncipe, mientras otro se encargaba de quitarle sus ropajes reales y el último se bajaba los pantalones.

— ¿Thorfinn que te pasa? — reclama uno de los que se encargaba de reducir al príncipe.

— ¿Ahora sí quieres unirte? Tendrás que esperar tu turno— el hombre tiró aún más de sus ropas.

— tch— fue lo único que salió de su boca antes de lanzarse sobre ellos y de que el carmín manchara el metal. 

➳✿

Solo lo hice para que Askeladd y el cabeza  de cono me debieran una ¿Verdad?

Se repetía, apoyado en una de las paredes de madera mientras pasaba el andrajoso pedazo de tela por sus la hoja de sus dagas; arrastrando todo rastro de sangre.

Alzó la mirada para observar al príncipe. Canuto se encontraba durmiendo plácidamente sobre las pieles que habían encontrado en la cabaña; lucía tan tranquilo y pacífico, sin estar al tanto de las amenazas que pululaban a su alrededor

— si no tuvieras aquel rostro, no me darías tanto problemas, princesa— dijo a un Canuto profundamente dormido— tch, ni creas que lo hice por ti, si dejo que te hagan aunque sea un rasguño el viejo cabeza de cono no me dejará en paz y el calvo no me dará el duelo que me prometió— bufa, hablándole a la nada, al parecer.

Lo hice por eso ¿No?

Thorfinn...— su nombre se deslizó con calma entre los regordetes labios, como un susurro tragado por la oscuridad. 

Thorfinn solo regresó la vista a sus dagas y talló con fuerza.

— maldición...

Al final no recuerda si los hombres fueron castigados o no por Askeladd. No recuerda haberlos visto nuevamente, después de aquel incidente nadie intentó algo parecido, tal vez porque ahora Canuto tenía un perro rabioso siempre atento cuidando su espalda. 

...

Yo sé cómo era Thorfinn ante esto y la verdad lo escribí para satisfacerme a mí misma y darme la falsa idea de que él si haría algo en una situación así.

Aunque el canon dice otra cosa

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Aunque el canon dice otra cosa.

Una gran disculpa por la inactividad, he intentado hacer una portada y me distraje en el proceso.

Gracias por el apoyo <3

𝕰𝖗𝖌𝖎 [Thornute]Where stories live. Discover now