Capítulo XV

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Kagami vio su amiga en la entrada de la casa, su padre la acompañaba, ambos parecían estar nerviosos y emocionados. Marinette y Tom eran tan parecidos y siempre se entendían bien. Sonrió suavemente, era agradable estar con ellos y ni siquiera habían dicho alguna palabra, se destensó un poco por el mal momento con su madre.

-Entonces, te encargo mucho a mi hija, confió en ti- dijo seriamente Tom, manteniendo su mirada fija en la chica que se encontraba frente a él.

Kagami le mantuvo la mirada a Tom por un momento ¿por qué esto se sentía cómo si estuviera hablando con un papá sobre protector con el novio de su hija?

Eso fue raro, reflexionó en silencio la japonesa, quien terminó desviando la mirada por el repentino pensamiento.

-Claro que sí- fue lo único que se le ocurrió responder a Kagami, después notó que en realidad eso no tenía mucho sentido, pero hubo un silencio un poco largo después de esa contestación.

Se escuchó la risa de Tom de pronto y le dió una palmada en la espalda a la chica.

-Me encanta tu confianza- El panadero volteó a ver a su hija y le sonrió.

-Diviértanse, pero no mucho eh- le guiño un ojo a su hija, la abrazó y se despidió de las dos rápidamente.

Las dos chicas se quedaron ahí un momento, procesando lo que acababa de pasar. Marinette fue la primera en hablar.

-Una disculpa por eso, mi papá puede ser un poco abrumador a veces- rió nerviosamente y esperó una respuesta.

-Si, eso definitivamente fue algo, está bien, me agrada tu papá, se ve que le importas mucho- aun se sentía confundida por ese momento con el padre de Marinette pero no era de importancia.

-¿Nos vamos?- Kagami dijo después de que el carro de su madre se posicionara frente a ellas.

Obviamente la esgrimista se ofreció a subir todas las maletas de Marinette al auto, que eran dos, pero de igual manera se entendía el gesto y Marinette aceptó su ayuda con gusto.

Luego Marinette abrió la puerta del auto para Kagami, esto seguro se volvería un competencia de amabilidad.

Durante los primeros veinte minutos del viaje todavía se sentía el ambiente ligero de haber pasado incomodidad con Tom, pero ese tiempo pareció desvanecerse y en su lugar cada minuto que pasaba Kagami se cuestionaba a si misma una y otra vez sobre que había pasado con Lila y su madre.

Al principio se sintió triste porque a su madre le agradaba Lila, eso era obvio. Pero la pregunta que surgió posterior a ese sentimiento la intrigó demasiado: ¿Por qué? ¿Cuál era la razón de que ellas dos estuvieran hablando?

No parecía tener sentido, su madre simplemente no se asociaba con chicas al azar, siempre tenía un propósito y cualquiera que fuese seguro no la beneficiaba a ella.

-¡Agh!- gruñó frustrada Kagami, olvidando por completo que su amiga aún se encontraba ahí y ahora la veía desconcertada.

-¿Pasa algo, Kagami?- preguntó con genuina preocupación.

Dudó por un momento en decir algo ¿era buena idea contarle lo que vio a Marinette? Ciertamente no eran sus problemas y no se sentía correcto involucrarla en algo que era un asunto entre ella y su madre.

-Estoy un poco cansada, eso es todo- mintió.

Marinette entrecerró un poco los ojos, no creyendo su mentira, pero aún así no iba a presionar, había una buena razón para eso, supuso.

-¿Quieres dormir un rato? Creo que todavía falta mucho tiempo para llegar hasta el hotel prometo despertarte cuando lleguemos- sugirió en respuesta a la chica en rojo.

-Si, eso estaría bien, gracias Marinette- Kagami dejó caer su peso sobre el asiento y recargó su cabeza sobre el hombro de su amiga, al menos podría descansar un rato.

Marinette definitivamente no esperaba eso, esperaba que su amiga se volteara y no se durmiera, tampoco creyó que realmente aceptaría la oferta, porque ella era demasiado orgullosa como para que alguien más la viera dormida o estuviera tan vulnerable cómo lo estaba en ese momento. 

Se sintió un poco tensa al principio, pero se relajó al escuchar la respiración tranquila de su amiga después de un rato.

No era que no le gustara el contacto físico, ella realmente amaba el contacto físico, más si era de alguien a quién le tenía especial afecto, pero era eso precisamente el problema. Se sentía un poco demasiado abrumada por el repentino exceso de confianza por parte de su amiga.

No era cómo si no hubieran dormido juntas, en la misma habitación, en la misma cama. Ese simple recuerdo hizo que la cara de Marinette se calentara ligeramente. 

Sacudió su cabeza en negación, de momento necesitaba concentrarse en su amiga. 

Esto se sentía distinto a otras veces, cómo si Kagami estuviera esperando por una invitación y consentimiento para tener cercanía con ella, buscando de alguna manera consuelo en su amiga. 

Se estaba proyectando, ella le tenía confianza ¿por qué debería haber un motivo oculto detrás de sus expresiones afectivas? 

Tal vez la que necesitaba resolver sus sentimientos era Marinette, todo lo veía distinto desde que se cuestionó su relación. Entre más lo pensaba más estaba claro: estaba enamorada de Kagami. 

No podían culparla, realmente era una persona asombrosa y poco comprendida, por lo que se entendían sus comportamientos cuando recién se conocieron. Ella ya lo había superado, todo el asunto de tenerle celos a Kagami por su amigo Adrien, realmente fue una estupidez. 

Y, de nuevo, no podía interpretar cualquier mínima interacción con ella como expresiones románticas o algo que le diera indicios de que su amiga pudiera sentir lo mismo por ella, no iba a encontrar señales ocultas en donde no las había. 

Suspiró, se encontraba en ese punto en dónde era mejor dejar las cosas así por el bien de su amistad, de verdad no la quería arruinar con una confesión de amor y sentimientos no correspondidos de nuevo. 

Notó que estaban cerca de llegar al hotel, lo más razonable era que comenzara a despertar a la chica a su lado de una vez. Así que procedió a golpear suavemente a Kagami con su hombro, teniendo cuidado de no ser demasiado brusca y despertarla de manera abrupta. 

En respuesta a la perturbación de su sueño Kagami tomó la cintura de Marinette y se abrazó con fuerza cómo si de un oso de peluche se tratara.

La panadera se quedó quieta un momento, quería pensar en el siguiente movimiento, pero los brazos de su amiga y la cercanía no la dejaban pensar con claridad.

-Emm... ¿Kagami?- murmuró Marinette. No hubo respuesta. 

Antes de que pudiera pensar en alguna otra manera de despertarla el auto frenó en seco, haciendo que ambas chicas se golpearan contra los asientos de enfrente, despertando con éxito a Kagami en el proceso. 

-¡AHG! ¡Fíjate por donde caminas estup...- Kagami no pudo terminar de maldecir al darse cuenta de quién causó que el carro frenara era solo un anciano que iba cruzando la calle, de pronto se sintió mal por su actitud.

Bajó del carro y se aseguró de que se encontrara bien el hombre, intercambiaron algunas palabras y después siguió su camino, bueno, eso vio Marinette desde el auto, aun aturdida por el golpe que se dió con el asiento en la cabeza. 

Kagami entró de nuevo al auto y se disculpó con su amiga por su conducta, despertar así la desorientó y se desquitó con la primera persona que vio. La culpa era visible.

Marinette tomó nota de cómo no despertar a Kagami en el futuro. 



Amor CruzadoWhere stories live. Discover now