CAPÍTULO 07

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Miércoles

La ventana semiabierta dejaba entrar la claridad de la luna. Estaba tumbada boca arriba pensando en lo mal que me sentía cuando de repente oí el sonido de unas piedrecitas golpeando contra el cristal.

Mis pies se deslizaron por el parqué con vida propia, como si supieran hacia dónde se dirigían antes de que yo fuera consciente de ello.

Abrí la puerta que daba al balcón de par en par y permití que la brisa nocturna me abrazara meciéndome como si mi cuerpo no pesara nada.

Entonces agaché la cabeza hacia abajo y lo vi. Escalando las enredaderas de la fachada del hotel, cual Romeo en busca de su Julieta.

Adrien ascendía por la pared con la habilidad de alguien que se dedicaba al parkour desde hacía tiempo, con los movimientos gráciles de aquel que usa su cuerpo como una herramienta para conseguir sus propósitos.

Llegó al balcón, pasó por encima de la barandilla y se plantó frente a mí. Levantó las manos y tomó su capucha para retirársela con lentitud, alargando el suspense.

La luz azulada de la luna iluminó su rostro, y yo volví a quedarme sin palabras. Pero reaccioné a tiempo para hacerle un cuestionario básico y muy coherente.

—Adrien...

—¿Sí?

—¿Qué demonios estás haciendo?

—Me olvidé darte algo —contestó. Sus ojos lanzaban destellos magnéticos y llenos de magia.

Yo miré hacia abajo. Podría haberse matado.

—¿Cómo sabías dónde me alojo?

—¿Acaso importa para hacerte esto?

Sus manos apresaron mis mejillas. Me quedé sin respiración el tiempo que tardó en posar sus labios sobre los míos. Noté el sabor a limón en su boca y percibí sus manos febriles sobre mi garganta, acariciándome rítmicamente con los pulgares. ¿Cuántos tequilas se habría bebido?

Me empujó al interior de la habitación y me di cuenta de que era incapaz de detenerle o decirle que no. Sentía mi cuerpo arder, caliente como si tuviera fiebre... Adrien me tumbó en la cama y se tiró encima de mí, apresándome entre su cuerpo y el colchón.

Sin dejar de besarme, se colocó entre mis piernas y entonces sus caderas empezaron a moverse y a frotarse contra mi cuerpo, contra esa parte íntima que nadie excepto yo había tocado.

La sensación era increíble.

Un remolino de placer, como una descarga eléctrica se ubicó detrás de mi ombligo y creció con una intensidad que me dejó abrumada y sin aire.

Y entonces... Le sostuve la cara para coger aire y lo miré a los ojos buscando una chispa de lo que había visto la primera vez que di con él.

No quería equivocarme. Solo quería comprobar si él era mi kelpie auténtico, mi caballo de mar, ese al que una se entregaba para siempre.

Sabía que no debía pensar en esas cosas porque a la semana siguiente estaría viajando a la universidad, donde me concentraría en acabar cuanto antes la carrera. Y sin embargo, cuando quise mirar a Adrien a los ojos, no vi nada..., solo oscuridad.

Una negrura espesa que me asustó y que era la antesala de una pesadilla que no podía alejar de mí, aunque quisiera. Un terror que siempre me asustaba.

Antes de que iniciara los primeros compases, abrí los ojos y desperté empapada en sudor, con una sensación de excitación entre las piernas y aliviada por haber abierto los ojos a tiempo.

/ 01 / PROFUNDO DESAFÍO -(+18 ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora