capítulo 11

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El tiempo paso lentamente, igual que las hojas caídas en el otoño, rotas, frágiles, de un color diferente a su florecimiento, no había ni una mínima o mísera sonrisa en aquellos labios rosados resecos, aquella persona que estaba delante suyo, un cabello negro alborotado, sujetado por una cinta roja

Los pelos sueltos que llegaban a salirse de su coleta o su cabeza dándole un aspecto aniñado, si la primera vez que lo vio con una media sonrisa fue cuando el joven líder de la secta Jiang llego a Gusu por recomendaciones de que podrían inculcarle una buena base para poder liderar en el futuro a sus secta

no pondría una segunda mirada en dicha persona, sería tan común como los demás, pero escuchar las palabras de su tío en aquella sala donde se quejaba de tener que enseñar al hijo de Cang Se San Ren, su hijo había heredero el carácter loco y desenfrenado de aquella mujer irrespetuosa, comentarios en susurros como el aire pasando en los arboles de que aquella aguerrida mujer logro desequilibrar a mi abuelo con sus bromas y su corte de barba, una persona tan recta y brillante como su abuelo tenía una mancha negra en su vida

Cuando lo vio todo quedó en segundo plano, su sonrisa torcida dirigida a su tío, la mirada de rencor en su hermano mayor, eran palpables sin embargo no los veía de una forma mala, él era hermoso y la primera ves que pensó en ello termino copiando las reglas de la rectitud el poema de la época, parado de manos y en el manantial fio porque simplemente pensar de esa forma es incorrecto, pro no pudo detenerse

La primera vez que lo vio fue una locura, una gran locura ver que el correría como el viento con una sonrisa jamás vista en él, grabo aquella expresión en su memoria, no creería en el amor a primera vista pero esto parecía ser irreal, fugaz pero tan fuerte surgió sin dar aviso y se mantiene en aquel lugar, cometió errores en donde jamás debería haber equivocado, lo mismo paso con el libro que estaba copiando hoy

El niño castigado estaba frente a él, pero había una pared invisible creada por el hacia todos, recuerdo el grito de dicha persona cuando fui a su habitación, unos ojos fijos que jamás olvidaría dirigidos a su hermano, llenos de resentimiento

La mano se movía por sus trazos, no era una caligrafía ordenada o perfecta, pero tenía un toque de vida en ellos, los garabatos en una hoja suelta cercana sus escrituras, su nombre escrito varias veces

- segundo joven maestro Lan - me saco del estado de ensoñación corto, no podría ser notado pero el ya habría ingresado en mi mirada - yo eh terminado - se paró, y por todos los anteriores líderes de su secta cometió un acto atroz e impensable, no fue hermoso o bello como las historias relatadas por el segundo maestro Nie o los cuentos escuchados en las aldeas cercanas a gusu

Los labios no eran suaves, pero eran inconfundibles, eran rosados pálidos, atribuyo aquello al dulce néctar que muchos cuentan, lo era así, pero no la mirada en sus ojos, estos estaban vacíos, perdidos, como si el no estuviese dentro de sí mismo

trate de alejarme pero unos dedos blancos lo atrajeron con rudeza, aquellos entrecogidos en su pelo que lo empujaban cada vez más cerca un lengua cálida tanteando el lugar, entendió que aquellas palabras de que cuando se prueba el pecado jamás ser a dejado o podría olvidarlo, toco timoneadme su lengua mientras lo atraía más hacia sí mismo, pero no parecía estar bien, o siquiera mostrar las reacciones que los aldeanos dijeron sobre los besos o historias de amor contadas por los cuentistas n las casas de te

El niño el zapato estaba en su manos pero parecía tan lejano, como si la cercanía física no era la correcta o faltaba la emoción que creía el tendría, su mente conecto cabos y quiso separarse de él, pero una fuerza que no parecía tener aquel cuerpo lo empujo contra los estantes de libros, paseando su lengua por sus labios, chupando su labio superior e inferior con pequeñas mordidas, apresó aquella cintura delgada contra sí mismo

Dame un oportunidad másWhere stories live. Discover now