VIII

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Chanyeol y Baekhyun cabalgaron lado a lado por el prado hasta darle alcance a JongDae que desde su caballo supervisaba la recolección de los últimos frutos de la vid. la fruta se veía exquisita, brillante y madura, lista para el pisado que la llevaría a convertirse en un vino de aroma y cuerpo fuerte. La mañana anterior, Chanyeol y el mayor de los Byun entablaron charla tendida sobre la propiedad. El Conde estaba muy curioso por la forma en la que se cultivaba la vid en Byunsville, además de sentirse fuertemente atraído a cerrar un fructífero contrato con JongDae.

—Trabajan con gitanos —jadeó Chanyeol sorprendido de ver a varias mujeres y hombres ahí en el campo.

Aquellas vestimentas típicas de la gente errante fueron lo que los delató. Las faldas largas, las blusas más escotadas y las pañoletas en la cabeza. Muy raro era verlos en propiedades así de grandes y así de importantes pues esa gente tenía una reputación muy manchada por el prejuicio de las personas.

—Son personas trabajadoras —dijo con simpleza y continuó—. Aquí en Byunsville no se discrimina ciegamente a las personas sólo por la intolerancia humana. Si a usted le disgusta, entonces le diré que ha venido al lugar equivocado.

Chanyeol largó una carcajada y respondió con una sonrisa:

—Mi nana era una gitana y fue la mejor mujer que conocí. Por lo que no, no siento desprecio por esas personas sino los considero mis iguales.

JongDae sonrió congraciado por la respuesta tan inesperada. Nadie se esperaría que un miembro de la nobleza tuviese como siervos a gitanos, aquellas personas consideradas como la lacra de la sociedad. Muchas sorpresas escondía el Conde Park y la mayoría de ellas eran tan inesperadas como fuera de lo común.

Se movieron por los senderos hasta llegar al otro extremo desde donde se podía apreciar la maravillosa plantación brillando bajo la luz del sol.

Baekhyun estaba tan callado como un ratón luego de escuchar el comentario de Chanyeol sobre su noche calurosa. Como si no fuese suficiente la vergüenza de haber pensado en ese hombre mientras se corría, ahora sabía que no fue tan silencioso como creía. Y un temor profundo surgió al pensar que quizás el Conde pudo haberlo visto, después de todo las cortinas de su recámara, por mucho que estuviesen cerradas, no eran tan gruesas debido al clima. Quizás...

¿Y si lo sabía?

No, no podía ser.

Si Chanyeol supiese que era un hombre entonces nunca le hubiese confesado haberse excitado al oírlo. De hecho, el Conde se hubiese marchado esa misma noche y la humillación sería la tormenta venidera.

Se dijo a sí mismo que debía ser más cauteloso y menos calenturiento, pero, por sobre todo, alejarse de Chanyeol, sólo así no correría peligro. Pero no quería. En esos pocos días se acostumbró tanto a la presencia de Chanyeol, a su cercanía y a su compañía.

¿Cuánto sufriría cuando el Conde se marchara al finalizar esas semanas?

Escuchó por muchos años la reputación de Chanyeol, lo vio un par de veces fugazmente en eventos de la nobleza, pero ahora que lo conoció le era imposible alejarse.

"Te marcharás y te olvidarás de mi", pensó entristecido.

Excusándose con los dos mayores, se retiró en medio de un suave galope a la rivera del lago, ahí desmontó y se permitió tenderse sobre el pasto.

La potente mirada de Chanyeol lo siguió todo el trayecto, preguntándose porqué esa pequeña criatura se alejaba con expresión triste. Se dio cuenta en ese momento que le importaba más de lo que admitiría lo que sucedía con Baek.

El romance trae vestido (Chanbaek)Where stories live. Discover now