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•Una Fiera•

Mierda, mierda, mierda, mierda

Me decía mentalmente a cada paso que daba, ahora yo tenía el control, claro que eso no era del agrado de Andres que trataba inútilmente de recuperarlo mientras me gritaba.

¿Qué crees que estás haciendo? él está del otro lado, ¡del otro lado!

No, ni hablar, ese tipo no me aguanta en lo más mínimo imagina lo que hará si me acerco

No nos hará nada, es nuestro mate, nos amará

Genial una loba que cree que el amor es algo más allá que un asco, me niego, nunca quise algo como eso, no lo haré y en la actualidad ¡menos!

Te estás comportando como una malcriada

¡Me vale, primero muerta!

¡Bien a ver como vueles!

Y sin más la energía de antes se esfumó tan rápido como llegó, mi velocidad disminuyó y mi estabilidad se fue a la mierda haciéndome rodar por el suelo e impactar con fuerza varios metros abajo después.

—Maldita sea ¡¿quién es la malcriada ahora?!— grité alterada removiendo mi cabello violentamente.

Me quedé tendida en el suelo boca arriba, la sorpresa y la energía me tenían alerta, sin embargo ahora que volvía a ser yo el infierno comenzaba, no solo por los rasguños y golpes de la reciente caída, mi cuerpo en sí estaba completamente adolorido, algo así como al día siguiente de hacer una rutina profesional de ejercicio después de no haberte movido en mucho tiempo y quererte solo dejar a morir, eso más la ruptura de todos los huesos del cuerpo y no menos preocupante mi mano que seguía sangrando.

Joder ¿no me pude morir y ya?

Mi ropa estaba empapada y llena de barro aunque no sentía frío, solo quería dormir, estaba muy cansada pero necesitaba un baño urgentemente.

Rápidamente mi cabeza dio con todos los sucesos de esta noche torturándome en mi cabeza, dolía. Crucé mis brazos sobre mi pecho flexiónando mis rodillas y cerrando mis ojos con fuerza, mi aburrida vida no sonaba tan mal en este momento «las cosas cambiaron mucho y muy rápido»

No lloraría y lamentaría en este momento, no es como si fuera a hacer una diferencia, me levanté como pude mirando a mi alrededor.

«Beatrice sabía de esto, lo ocultó» en ese momento algo cruzó mi cabeza.

¿Andres?

...

No sabré de este mundo pero me parece que sigues ahí, vamos, ya tendré que volver a casa adolorida como la mierda, al menos podrías hacerme compañía y responder algunas preguntas en el trayecto.

Escuché un suspiro, no era mío «bueno no del todo»

¿Qué quieres?

Bueno primero agradecería que frenaras antes de transformarnos

Te lo merecías

Rodé los ojos avanzando coja por el bosque.

Sabes lo que pienso ¿también sientes lo que yo?

Condena de LunaWhere stories live. Discover now