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Capítulo XX

—¿Qué te pondrás? —me preguntó Hunter mirándome.

—Aún no lo sé —me encogí de hombros—. Quiero ponerme un vestido.

—¿Un vestido? ¿No eres demasiado punk rock? —preguntó.

—Los vestidos son lindos —admití—. Y tengo uno que me gusta.

—¿Usarás ropa interior? —preguntó.

—Hunt, por supuesto que sí.

Miré el reloj y vi que ya casi era hora de ir a la escuela.

—Llévame a la escuela, por favor —le supliqué.

—Vale, vamos —me dijo.

Su padre le había comprado un Honda muy bueno. No era del año, pero tampoco era viejo. Funcionaba bien y mi primo lo trataba como su nuevo "bebé". Él iba a estudiar en la universidad el siguiente semestre, tenía 18 años y quería entrar a leyes en la Universidad de Seattle. Estaba segura de que entraría, ha decir verdad, mi primo era un genio en cualquier materia y siempre sacaba excelentes calificaciones, sólo que era muy vago y salía de fiesta, pero eso no evitaba que fuera estudioso.

—Que tengas un gran día —me dijo.

—Igual tú, loser —sonreí.

Entré a mi primera clase. Fue aburrida, como siempre. Claro, algunos me miraban y otros no, lo de siempre. Nunca he sido la chica popular, he sido más que nada la "fantasma", más sin embargo tampoco era desconocida por todos, algunos me conocían por el simple hecho de ir en una clase conmigo o por haber oído de mí por lo de la banda.

—Lo que hizo no estuvo genial —dijo un chica detrás de mí a otra.

—No, eso fue caer bajo —escuché la voz de alguien más—. ¿Mandar desnudos de tu  ex novia a todos tus contactos? Eso es malo.

Lo ignoré y caminé hacia la cafetería, y me encontré con el cabello rizado de Sierra. Ella y yo nos habíamos hecho muy unidas, era muy linda y siempre muy buena conmigo. Me gustaba que me trataran como ella lo hacía. Me acerqué a ella y me senté a su lado, mientras que frente a ella se encontraban Danna y Hanna, las gemelas pelirrojas.

—¿Te enteraste? —me preguntó Hanna. Claro que notaba quién era cada quién. Hanna era bastante tranquila, mientras que Danna era muy "girly" y siempre usaba vestidos y maquillaje.

—¿De qué? —mordí mi manzana.

—De lo que le hizo Brad Peters a la pobre de Shai Meyer —dijo Danna.

—¿Qué le hizo? —pregunté.

—Le envió a toda la escuela fotos desnudas de ella —admitió Hanna—. Ahora todos hemos visto sus tetas y su vagina, la cual es bastante salvaje.

Me quedé en shock. ¿Brad en realidad había hecho eso? Maldito. Eso no se hacía. Por más que me desagradara Shai, me sentía mal por la chica, nadie se merece esa pena.

—Es horrible —confesé—. Es muy perra, pero...

—Exacto, es muy perra —dijo Sierra—. Nadie se merece tal cosa.

—Dicen que está llorando en el baño —susurró Danna—. Y que sus amigas se están alejando poco a poco de ella.

No, Cassandra, no lo hagas. Ella me había tratado de la mierda, no debía por qué apoyarla. Pero siento su dolor, tal vez no tan grande, pero sabía lo que se sentía ser traicionada y más por Brad, por lo de la banda.

Me levanté de mi lugar y caminé fuera de la cafetería para adentrarme a los baños de chicas. En el camino, saludé a Michael con la mano, pero iba tan enfocada en lo que quería hacer, que no lo saludé como debió de haber sido.

Paint You Wings » l.h.Where stories live. Discover now