Capítulo 2|Información.

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POV Dalai Cooper Miller.

Nuevamente a lo mismo de siempre.

Vesta era muy terca y reinar solo no me daba abasto.

Sentí pasos seguirme y giré para ver de quien se trataba.

—Néstor, ¿qué se te ofrece?

—Lo siento su majestad pero hay asuntos que tratar. Es importante.

—Si lo es entonces esperaremos a Vesta.

—Se fue hace una hora.

Me sobé el puente de la nariz.

—Por favor, Néstor.

—Como ordene —musitó alejándose de mi.

Fui hasta la planta más baja del castillo, que era el sótano que teníamos, y comencé a golpear el saco de box que teníamos colgado.

Sin querer, expulsé aire de mi pie haciéndolo caer de golpe. Tenía que controlar mis impulsos, y más si los combinaba con mi energía.

—Me imaginé que harías eso.

Fruncí el ceño viendo hacia una esquina. Shawn se asomó dejándose ver cruzado de brazos.

—Escondido ahí das miedo —solté respirando profundo—. ¿Qué ocurre?

—Me preocupa tu insistencia por permanecer todo el día con las labores, no te das ni un suspiro.

—No te preocupes, Vesta lo hace por mi —dije con sarcasmo y él rodó los ojos—. Ella debería estar aquí ayudándome, en verdad yo...

—No me refiero a eso —dijo cortante—. Desde el día de la brecha te has cerrado en tu mundo. No... vives.

—¿Alguien lo hace acaso? La brecha sigue ahí, es mi principal preocupación. Nunca se eliminó, es una cicatriz que permaneció —escupí—. Me dejó con muchos más pendientes.

—Sabes que...

Lo callé cuando agudicé el oído. Dejé que el aire me transmitiera lo que sentía y pronto solo escuché gritos.

Shawn entendió lo que estaba haciendo y me pidió guiarlo. Ambos corrimos sin parar hasta fuera del castillo, cerca del portal. Había mucha gente reunida formando un semicírculo, cuando me vieron llegar se despejaron y los guardias comenzaron a proteger.

Chisté cuando vi a una chica ensangrentada del estómago. La conmoción se volvió evidente en un momento.

Me agaché para verla mejor y, antes de afirmar que estaba muerta, me tomó de la muñeca mirándome con dolor. Su cara también estaba llena de sangre, sus ojos me pedían ayuda urgente.

Al inspeccionarla pude ver que sus heridas eran recientes, y ella venía de dirección del portal.

—¡Guardias, del otro lado! —ordené y pronto fueron a inspeccionar—. Te voy a ayudar, tranquila —asentí y ella cerró los ojos para aguantar el dolor.

—¿De quién huía? —musitó Shawn conmocionado.

—No lo sé —susurré entre dientes.

—Calma —musitó él.

—Estoy calmado —expresé.

—A tu gente, Dalai —reparó y miré a los demás.

Habíamos tenido que luchar contra sucesos mágicos y criaturas que aparecían aleatoriamente. Pero nada de una persona real en este grado. Venia de... la Tierra.

—Regresen todos a sus viviendas, no hay nada de que preocuparse.

La mayoría asintió y la zona fue despejándose poco a poco.

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