Parte 1 - Decidiendo una nueva oportunidad

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Ella estaba tan cansada de vivir con lo mismo, seguir sufriendo por un amor que le tenía el alma agotada y para el colmo servirle para momentos... Ella se decía: ¡No puedo más! ¡Esto debe terminar ya!

Pasaban noches enteras llorando por algo que le destrozaba, eran años de entregar un amor que nunca fue correspondido. Transcurrieron unas semanas y recibió un correo electrónico con una noticia que llegaba como anillo al dedo, había conseguido la beca para estudiar la maestría en Londres. Esta era su oportunidad para irse, en su mente solo podría pensar:

"Por fin, podré escapar..."

Al mismo tiempo escuchaba la estrofa de aquella canción que le mostraba la realidad de su vida si seguía, por eso necesitaba escapar:

Without any faith, without any light

Condemn me to live, condemn me to lie

Inside I am dead

So go on, infect me

Go on and scare me to death

I'll be the victim

You'll be the voice in my head

You could give me anything but love

Anything but love

Al día siguiente, se comunico con la universidad para empezar los trámites para el viaje, lo bueno es que le daba la oportunidad de irse con su hijo. Ella jamás se separaría de él.

Pasaron dos meses y llego el día de viaje, ese día comenzaba una nueva vida, aunque le daba pesar dejar a sus seres queridos pero esta era la oportunidad de empezar a vivir libre y sin dolor. La despedida fue muy triste, pero sus padres sabían que lo hacía por el bien de su nieto y de ella.

Al despedirse, se reunieron con ella su hermana, su sobrina y su prima en la sala de espera:

Mara: Ñaña, cuídate si...
Edda: Mami, te voy a extrañar – ella abraza a su tía y juntas lloran.
Lucía: Loquita, cuídate por favor, yo sé el motivo principal porque te vas pero...

Liz interrumpe a su prima...

Liz: Lucía, por favor no lo menciones si...
Lucía: ¿Tanto duele?
Liz: Me ha dolido toda la vida pero necesito irme, no puedo estar en el mismo lugar que él está, entiéndeme.

Todas entendieron y se abrazaron.

Liz y Daniel se despidieron de su familia para abordar en ese avión que los llevaría hacia una nueva vida.

Sus inicios en el nuevo país fueron algo difíciles, Daniel todavía no se acostumbraba al nuevo horario, el hablar en otro idioma, tuvo que aprenderlo a las bravas, conocer gente nueva. Sin embargo, Liz tuvo que empezar sus clases de inmediato y se esforzaba mucho. Ambos estudiaban y trabajaban al mismo tiempo.

Pasaron dos meses, Liz se daba cuenta que su salud no estaba bien, ella decía que era por su esfuerzo tanto en los estudios como en el trabajo; su hijo le decía que vaya al médico pero siempre postergaba esa cita hasta que un día se decidió ir, se hizo unos exámenes, espero los resultados, y cuando estaba con el médico general, éste le indicó.

Liz: Bueno, doctor me imagino que lo tengo es una simple fatiga y anemia porque sé que mi salud no es buena.
Doctor: Estimada señorita, le comunico que por un lado sí, usted está anémica pero también debe cuidarse por su embarazo.
Liz: ¡Embarazo!! ¡Yo embarazada! No doctor, creo que usted está equivocado.
Doctor: Srta. Herrera, le comento que no estoy equivocado. Los resultados de sus exámenes sale esto. Necesito saber cuándo fue su última menstruación.

Liz parecía autómata contestando las preguntas del doctor. No podía creer que estaba embarazada, iba a tener un hijo. Un hijo de él.

Doctor: Señorita, necesito que se realice una ecografía porque de acuerdo a los datos que usted me ha dado, puede ser que ya esté por el cuarto mes.
Liz: ¡Cuarto mes!!!
Doctor: Así es... y por el resultado que presenta anemia, debe de empezar a cuidarse porque el bien de ambos.

Liz estaba perpleja por la noticia. Ahora todo se derrumbaba: su beca, su trabajo y estadía se habían terminado. El futuro de su hijo se había perdido. Se acabó su nueva vida. Le tocaría regresar a su país sin nada.

Salió del consultorio dirigiéndose al departamento donde vivía con su hijo. Los dos habían dejado todo para esta nueva oportunidad de vida. Al entrar al departamento, su hijo la esperaba y le pregunta:

Daniel: Mamá, ¿qué pasó?

Liz solo callaba.

Daniel: Mamá, dime ¿qué te dijo el doctor?

Liz: Me dijo qué...
Daniel: ¡Ya dilo!
Liz: Me dijo que estoy embarazada, que tengo cuatro meses
Daniel: ¡Embarazada!! Pero tú... ¡¡¿qué?!!

Se torna un silencio en la sala.

Daniel: No me digas que... el padre es... ¡¡¿Xavier?!!
Liz: Sí... ¡¡¡Pero no sé qué hacer!!! He arruinado todo. Ahora nos toca regresar allá con los sueños rotos. ¡Perdóname mi vida! Dañe todo, destruí tu vida, tu futuro.

Daniel miraba a su madre como lloraba desconsoladamente, se acerca, la abraza y le dice:

Daniel: Mamá, no llores. No te preocupes, saldremos de ésta. Ahora seremos tres. No importa mami, trabajaré mucho por los tres.
Liz: Pero si estamos aquí es por mi beca y la he perdido.
Daniel: Mamá no nos adelantemos. Tus calificaciones son excelentes, debe haber algo que se pueda hacer para salvarla. Además, ¿le vas a contar a él del bebé?.
Liz: No!!!, si este viaje fue para alejarme de él. Prométeme Daniel que él nunca sabrá de la existencia de este niño.
Daniel: Bueno, bueno mami... lo prometo.
Liz: Mañana, me pongo a averiguar sobre el tema de la beca
Daniel: Mami, me pregunto que dirá el tal Patrick
Liz: Dios mío, Patrick!!

Patrick era un compañero de la maestría, él la cuidaba mucho, se había encariñado con Liz y con Daniel. Un hombre buen mozo, soltero de 45 años, trabajaba como diplomático en una de las instituciones del estado. Proveniente de una familia opulenta.

Todo cambia y todo se termina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora