Carta número 8.

159 57 27
                                    

27 de Agosto de 2010

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

27 de Agosto de 2010.

Han pasado algunos días desde que escribí mi última carta y quizá te estés preguntando cuál es el objetivo de esta si ya te he dicho cómo arruiné lo más valioso que tenía en mi vida y es muy probable que hasta este punto estés aburrido de que siempre te esté diciendo lo mismo, de cómo estoy completamente arrepentido de las idioteces que cometí en el pasado pero, aun falta algo por decir: esto último que estoy por escribir es cómo perdí para siempre a la mujer que me hacía feliz por mis propios actos que creí que no repercutirían en mi vida ni en mi destino, pero que ahora me daba cuenta que sí lo hicieron.

Sé que tal vez quieras que vaya al punto, sin embargo, antes me gustaría darte mis palabras para intentar dejarte algún tipo de lección que fácilmente ignoraras o le prestaras atención; la decisión es tuya.

En algunas ocasiones pensamos que los errores son para aprender y, ¡Vaya que he aprendido! No obstante, te has puesto a pensar ¿Qué sucede con las personas a las cuales tu error afecto? Es muy probable que no lo hayas hecho y no te culpo debido a que yo era de esos. Alguien sin escrúpulos ni remordimientos, que sentía que todo iba jodidamente bien porque si mi persona estaba bien, lo demás también tenía que estarlo. Que equivocado estaba.

No solo porque destruí mi matrimonio sino que además, le robé la felicidad a una persona inocente que no merecía pasar por la mierda que le hice pasar y a la cual nunca le di la oportunidad de conocer mi verdadero yo. Una persona que no fuera egoísta, soberbia, ni egocéntrica, alguien que se preocupaba por los demás y que daba las gracias por tener a esa persona especial a su lado.

Lo sucedido con Julie me ayudó a entender que todo error, por muy pequeño que sea, se paga a un precio demasiado alto. Costo que en su momento no pensé porque me creí el jodido rey del mundo que podía hacer lo que se le viniera en gana. Tenía el ego tan alto que pensaba que por mucho que me equivocara, las personas que me rodeaban me perdonarían. Esperaba que los demás hicieran oídos sordos a todas las estupideces que emanaban de mis labios, que se cegaran para no ver las acciones irracionales que cometía y que pasaran de largo cuando algo no era bueno para ellos porque no quería que me criticaran absolutamente nada.

No solo porque destruí mi matrimonio sino que además, le robé la felicidad a una persona inocente que no merecía pasar por la mierda que le hice pasar y a la cual nunca le di la oportunidad de conocer mi verdadero yo. Una persona que no fuera egoísta, soberbia, ni egocéntrica, alguien que se preocupaba por los demás y que daba las gracias por tener a esa persona especial a su lado.

¿Sabes a que me llevó eso? A ser un completo desconocido para todos aquellos que me rodearan.

¿Por qué? Nunca conocieron la verdadera faceta de mí. Jamás supieron quién era el verdadero Zayn Malik porque, cuando ellos me necesitaron: dejé que ellos se hundieran solos en el abismo de sus problemas.

¿Cómo lo hice? Siendo la persona más egoísta que pudieron conocer. Dejé que la felicidad que ellos me brindaron se esfumara y, cuando ellos anhelaron un poco de lo que me dieron: les di la espalda.

Dónde están, corazón ➼ z.m ✓Where stories live. Discover now