Un enfrentamiento de voluntades

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Estadio de la Arena

Los enfrentamientos entre los Genin habían transcurrido uno tras otro, asombrando a todo espectador, por el gran nivel de las jóvenes promesas de cada Gran Aldea. Siendo una gran sorpresa para todo aquel que no viniera de Arena ver que los cuatro Genin de la Arena se mantuvieron firmes hasta el tercer enfrentamiento. Haciendo uso de técnicas ninja de alto nivel y un gran dominio sobre su control de Chakra. Eh inclusive de un dominio extraordinario sobre Jutsus elementales fuera del Elemento Viento.

Sin duda alguna, la Arena estaba demostrando ser poseedora de un nivel muy superior al que alguna vez llego a tener en el pasado. Ese hecho no pasó desapercibido por nadie, en especial para aquellos veteranos de guerra, los cuales instintivamente dirigieron su mirada hacia el rubio que se encontraba en medio del estadio como sensor, que permanencia impasible ante el último enfrentamiento.

Pero los ninjas de la Arena no fueron los únicos en sorprender a todos, pues Konohamaru Sarutobi, el único Genin de la Hoja, había logrado acabar con todos y cada uno de sus oponentes, sin importar que fuera lo que le lanzaran. Solo seguía avanzando y apenas se le veía cansado. Incluso fue el único Genin que logro vencer a dos Genin de la Arena, tras los encuentros preliminares.

Naruto no pudo hacer otra cosa que mirar con orgullo al pequeño castaño que aun siendo el último encuentro de los Exámenes Chunin, seguía dándolo todo con tal de ser el vencedor, aun y cuando ya había demostrado que poseía todo lo necesario para ser ascendido a Chunin. Eso en verdad que lo había asombrado y no podía estar más que contento de su crecimiento como ninja.

Konohamaru y Daimasu, eran quienes habían logrado llegar hasta el final. Y mientras el castaño jadeaba de cansancio, era claro que no se iba a rendir. Una determinación que era reflejada en el pelinegro de la Arena, un joven de cabello corto, de ojos café. Que bestia con una sudadera blanca con una bufanda naranja alrededor de su cuello, pantalones café y sandalias ninja azules. En sus manos llevaba una katana bastante afilada.

- ¡Muy bien, es hora de acabar con esto! – grito Konohamaru trazando sellos a gran velocidad e inhalando tanto como sus pulmones se lo permitían – ¡Estilo de fuego, Cenizas Ardientes!

Exhalando, Konohamaru libero una enorme cantidad de cenizas de su boca que se acercaban rápidamente a su oponente. Quien se sorprendió al ver ese Jutsu extraño, pero aun así no estaba dispuesto a caer en un Jutsu de ocultamiento para ser vencido solo por sorpresa. A lo cual envaino su katana en la funda que tenía a su espalda y comenzó a trazar sellos a gran velocidad.

- ¡No subestimes a los ninjas de la Arena! – exclamo Daimasu al finalizar los sellos y extender sus palmas al frente – ¡Estilo de Viento, Gran Ráfaga de Dispersión! – una poderosa oleada de viento fue lanzada de sus manos, lista para disipar por completo el Jutsu de su oponente.

- ¡Caíste! – exclamo victorioso, chasqueando sus dientes generando una pequeña chispa que volvió las cenizas en una gran llamarada de fuego.

Las llamas solo se intensificaron en tamaño y poder al entrar en contacto con el Jutsus de viento. A lo cual el pelinegro no pudo hacer otra cosa que maldecir su suerte al ver como su propio Jutsu era puesto en su contra. Pero negándose a perder, comenzó a canalizar todo su Chakra mientras volvía a trazar sellos de mano, donde al finalizarlos inflo su pecho tanto como pudo.

- ¡Estilo de Viento, Gran Muralla del Dios del Viento!

Daimasu exhalo una enorme cantidad de viento de su boca que salió disparado a toda prisa justo al suelo frente a , solo para que el viento chocara y saliera disparado hacia arriba en una gran muralla. Provocando que el fuego que se dirigía hacia él colisionara con la muralla, elevando el fuego hacia los cielos y reteniéndolo, ya que las fuertes corrientes de aire eran tan poderosas que el fuego era incapaz de aprovecharlas o superarlas y potenciar su propio fuego.

Flor del DesiertoWhere stories live. Discover now