~Línea telefónica~

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—A mí también me encantaría abrazarte, Amy Rose —le dijo Allen.
—¿Algún día... podría ser? —preguntó ella, con una sonrisa tonta.
—Algún día.
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy en la ventana —respondió él—, viendo las estrellas.
—¿Puedes ver estrellas desde ahí?
—Hay un poco de contaminación lumínica, pero se ven algunas.
—Qué bonito —murmuró ella—. Supongo que no estás en el centro de la ciudad, entonces. Porque desde aquí prácticamente no se ven. Solo hay oscuridad.
—Lamento oír eso. Como dijiste, estoy algo a las afueras de la ciudad. Ver las estrellas es una de las cosas que más me gusta. Su belleza es inexplicable.
—Lo imagino. Una vez viajé al campo, de un prima de mi mamá que se casó con un arrendatario. No había ninguna luz artificial en cuanto te alejabas de la casa, y el cielo estaba tan plagado de estrellas que yo no podía creer que en realidad estuviera viendo algo tan hermoso.
—Lo imagino. Qué suerte que hayas podido verlo.
—¿Nunca viajaste a un lugar así? —le preguntó.
—No, no conozco muchos lugares —dijo él—. A mi mamá le gusta mucho ir a la playa, cuando era pequeño me llevaba siempre, pero nunca nos quedábamos hasta tan tarde como para ver las estrellas.
—Que lástima —respondió ella—. Bueno, al menos conoces la playa.
—¿Nunca fuiste?
—No, por la silla de ruedas —murmuró—. Mi mamá no tiene la suficiente fuerza para cargarme hasta la playa.
—Vaya, lo lamento mucho.
—Supongo que ya me acostumbré.
—Sería una linda fantasía —dijo él—. Ir a la playa juntos.
—Puedes usarla cuando no puedas dormir —bromeó ella.
—No, ya tengo una para eso.
—¿Ah sí? ¿Cuál es?
—Solo te imagino aquí conmigo —murmuró Allen—. Entre mis brazos.

Amy RoseWhere stories live. Discover now