Único Capítulo

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- Jóvenes, la clase da por finalizada aquí, recordad leer el capítulo cuarenta y dos.

-¡Si maestra!-Gritaron aquellos adolescentes al unísono guardando sus pertenencias con tranquilidad y tomando su camino para dirigirse a sus hogares con alegría en sus rostros.

Mas una cabellera rubia aún seguía merodeando por aquellos lares, aunque cabe añadir que para esos momentos ya yacía fuera del aula.

-Pequeño, ¿hoy también te quedarás en la misa a ayudar?- Preguntó con amabilidad la señora Darlene, ella era la mujer encargada de prepararlos para la confirmación. -

-Sí señora Darlen, el padre Jeon dice que no lo ve necesario y puedo ir a mi casa a descansar-formó un puchero con sus carnosos belfos; que a ojos de la mayor, se veía adorable-pero yo realmente disfruto ayudándole en la misa.

-Eres un pequeño encantador, Jimin, estoy segura de que llegarás muy lejos, eres poseedor de un corazón muy puro.

El niño sonrió con felicidad ante sus palabras, realmente no mentía, lo disfrutaba en demasía. Su corazón por alguna razón se hallaba latiendo con frenesí cada vez que estaba al lado del pelinegro. El único momento que podía pasar cerca de aquel hombre era en las misas, después de estas, o los días que no tenía catequesis, por lo que no desaprovecharía la oportunidad. Quizá el rubio lo sabía, se había enamorado, ¿pero admitirlo?, jamás, porque enamorarse de un hombre era un pecado.

Después de despedirse de la maestra, no dudó en ir al cuarto de la indumentaria eclesiástica, sus ojos se abrieron en sobremanera al ver al padre Jeon sin camisa, y es que, cuando entraba a la habitación, el ya se hallaba con la sotana sobre su anatomía.

Sus ojos recorrieron la tez acanelada del adverso. Jimin relamió sus belfos de forma inconsciente al ver el cuerpo ejercitado del ajeno, ahora entendía la razón por la que muchas féminas vinieran a la iglesia con la excusa de "entregar su corazón a Dios", ¿pero en horas de no misa?, sospechoso, ¿la razón?, el precioso hombre que ahora se encontraba frente a él, cuando no le tocaba dar misa, se paseaba por la iglesia con camisa y pantalones ajustados, sexy pero elegante, aún no perdía su toque juvenil, y la verdad, muchos se preguntaban como a sus veintitrés años podía haber desperdiciado su vida de esa manera, era lo que todas las muchachas deseaban, si no fuera por la iglesia estaba seguro de que ahora sería un chico popular en su universidad, lamentablemente eso no sería posible, pues ahora era un fruto prohibido y así seguiría siendo hasta el día de su muerte, ¿verdad?

-Jimin, ¿Jimin?- Una mano que reconocía a la perfección se movía a centímetros de su delicado rostro. ¡Recorcholis!, se había quedado tan embelesado y a su vez ensimismado que olvidó que en cualquier momento el contrario se percataría de su presencia. Sus mejillas se ruborizaron con intensidad. -

-L-lo lamento señor Jeon, ¡d-digo!, padre Jeon- bajó su cabeza avergonzado. -

-Dulce chiquitín, sabes que no tengo problema en que tú me nombres de esa forma. Tu vestimenta está sobre la mesa planchada, ve a cambiarte, las personas ya están llegando.

-¡Claro!-asintió llendo rápidamente a cambiar su ropa. -

...

La misa había finalizado con éxito, y vaya que se encontraba exhausto, su día había sido realmente agotador entre papeles y frases que habían dejado su garganta seca, pero la hermosa presencia de un dulce ojiverde conseguía aliviar su estrés.

Decir que el bello hombre no sabía que deseaba a Jimin más allá de alguna relación "fraternal", era una completa falacia, lo deseaba, oh joder, y bien que lo hacía. Él era un religioso, bien era consciente de ello, pero descubrió que no podía hacer nada ante los encantos del pequeño rubio, y así es como cada mañana despertaba con una erección en sus pantalones al imaginarse al anteriormente nombrado saltando sobre su miembro. Era frustrante, no podía desahogar su tensión sexual, al principio se masturbaba, pero con el tiempo estas acciones parecían no tener efecto, pues el deseo era mayor que el placer proporcionado hacia su anatomía.

Purifica mi alma ✵ Kookmin [OS] Where stories live. Discover now