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—Addison—
Merle había sobrevivido.
El desmayo que tuvo fue debido a la pérdida de sangre. Will se ofreció a curarlo, ya que en aquel entonces yo no estaba preparada psicológicamente como para hacerlo. Lo que sucedió con el Gobernador me dejó en un estado de shock que, en el que la verdad jamás creí que estaría.
—Le quité un brazo. —digo, llevando mis piernas a mi pecho—. ¿Qué clase de persona hace eso?
—Addie...
—No, D. Le quité el brazo a una persona, un brazo que era perfectamente funcional; antes yo no hacía esto, peleaba por salvar vidas y ahora estoy haciendo todo lo contrario.
—Todo esto tienes que hacerlo para sobrevivir. El mundo cambió, Addison. Tienes que aceptarlo, porque cuando sea demasiado tarde, no tendrás otra opción que ponerte a ti primero antes de que te maten, terminarás matando a alguien, cielo, tarde o temprano.
Sin embargo, sabía que debía recomponerme. No habíamos matado al Gobernador, y por consecuente, no tardaría mucho en darnos con su mejor golpe. Y no me equivoqué, sabíamos que iba a suceder más temprano que tarde, es por ello que dimos con un plan.
—¿Por qué no nos vamos? —digo ya, cansada de todo. Merle estaba recostado en una celda que le habíamos dado cerca de la de Daryl y de la mía, y todos estábamos dentro de ella. Desde que pasó lo que pasó los demás comenzaron a tolerar un poco más a Merle, y es por ello que ahora lo incluían en nuestras conversaciones.
—¿De qué hablas, Addison? No nos vamos a ir —dice Jeffrey, enojado.
Río—. No seas tonto, hermanito. Yo hablo de que nos vayamos pero a la vez no lo hagamos —sonrío con coquetería, nadie me entendió así que tuve que explicarme—. Podríamos hacerles creer que nos fuimos y les tendemos una emboscada.
Y bueno, eso es lo que estamos haciendo.
—¿Cómo sabemos que él no atacará hoy mismo? Maldición podría estar viniendo hacia acá ahora mismo —Maggie hace que todos entren en pánico, muerdo mis labios.
—No lo creo, —Merle le dice con cautela. Él sabe que ella es la que más recelo le tiene, después de todo, es entendible—. Addison lo dejó bien mal y yo también, no creo que lo haga en estos días.
—Ellos dos nos dieron tiempo —Daryl interviene, tomando mi mano y entrelazándola con la suya—. Nos dieron tiempo que necesitamos. Él necesita sanar de las heridas que le dejaron, así que no atacará pronto, pero sí necesitamos estar preparados.
—¿Y cómo vamos a saber cuándo va a venir entonces? —Beth pregunta, sosteniendo a Judith en sus brazos.
