ºPrólogoº

517 29 12
                                    


Las calles blancas, los pasillos completamente desolados, las respiraciones agitadas, los gritos de algunos y sobre todo, los pasos que se escuchaban detrás de nosotros.

— ¡CORRE! – me gritó.

Las alarmas ya estaban sonando por todas partes y nosotros aún estábamos intentando salir del lugar. Nuestras vidas peligraban, claro, nos perseguían con armas de fuego y parecían dispuestos a matarnos si no nos rendíamos.

Parece mentira que yo fuera un chico normal que vivía en Seúl. Apenas había acabado mis estudios cuando me secuestraron. Recuerdo el momento en el que caminaba hacia el instituto y mi vista se tornó negra, a la vez que me colocaban un paño con un fuerte olor en la boca. No sé ni cómo he llegado aquí, ni quién me ha traído, pero lo que sí sé es que no pienso quedarme si tengo la oportunidad de marcharme lo más rápido posible de aquí.

Llevo aquí unas semanas, sin embargo, hay gente que lleva aquí años, largos años de tristeza donde han estado obligados a seguir órdenes y a ser lo que les obligan ser. Los guardias que protegen el lugar afirman que somos especiales, pero yo sigo buscando donde ven ellos lo que tenemos de especial. Si tan especiales somos, deberían de tratarnos mejor, por lo menos así no pretenderíamos escapar de aquí.

— ¡TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ! ¡RÁPIDO! – gritó de nuevo – ¡APÚRATE!

Pero no podía correr más, mis piernas no querían correr más. Estaba simplemente agotado, mientras el sudor se deslizaba por mi frente. El ritmo de mis compañeros aumentaba mientras que el mío disminuía, yo no valía para correr, yo era bailarín, no atleta.

¿Sabéis? Una huída es genial para empezar una historia, de hecho, así es como empieza nuestra historia.

Para el momento en el que empezaron a escucharse los disparos, yo ya estaba en el suelo, cubriendo mi cabeza con mis brazos y con ganas de llorar. ¿Por qué teníamos que intentar escapar corriendo? Pensaba mientras veía algunos de mis compañeros caer muertos al suelo con heridas de bala en su espalda o cabeza.

Por si fuera poco, uno de los soldados que nos disparaban me agarró por la parte de atrás del cuello y me levantó por la fuerza.Yo grité asustado, pensando que ese sería mi fin, que ya no vería nunca más a mi hyung y que no volvería nunca más a mi hogar, si es que todavía tenía un hogar.

— No seas duro con él, solo tiene 15 años – otro de los soldados se acercó a donde estábamos y fue él el que me agarró del brazo y tiró de mí para alejarme de aquel sujeto – yo lo llevaré ante el coronel, tú encárgate de los que queden por ahí

Sin más, comenzó a arrastrarme por los pasillos de nuevo y, mirando hacia los lados, como asegurándose de que nadie pudiera vernos, se descubrió la cara.

— C-Chan hyung – suspiré aliviado al ver de quién se trataba, sin embargo, mi hyung no parecía estar contento.

— Os dije una y otra vez que ese plan era una locura – me regañó mientras colocaba una mano sobre mi hombro – pudiste haber muerto, pudisteis haber muerto todos, ¿en qué mierda pensabais, Hyunjin?

— D-Dijiste que nos ayudarías...

— ¿A escapar a lo loco? Eso era un suicidio... ahora tienes que hablar con el coronel y sabes perfectamente lo que pasará si mientes – me advirtió preocupado y, cubriéndose el rostro de nuevo, comenzó a caminar agarrando mi brazo, arrastrándome hacia la cueva de ese desgraciado, el lider de todo este lugar.

Desde fuera esto parece una especie de castillo o fortaleza y a lo lejos puedo ver las ruinas de un castillo un tanto extraño... no sé describirlo. Le pregunté muchas veces a mis hyungs dónde nos encontrábamos exactamente, si seguíamos en nuestro mundo, planeta, dimensión, galaxia, universo... pero nadie supo darme una respuesta, solamente decían:

🔹District 9🔹Where stories live. Discover now