Cuatro

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Un gran y desconcertante silencio inundaba las cuatro paredes del despacho de la directora Thompson, aunque no fue por un largo tiempo, ya que tras soltar un profundo suspiro de resignación, la mujer comenzó a hablar.

-Estoy muy decepcionada con vosotros...Zee, ya nos hemos visto en numerosas ocasiones pero todavía no he podido la esperanza de que cambies tu actitud pero Saintine...tú apenas levas un corto tiempo entre nosotros y la verdad, es que esperaba mucho más de ti...tu madre me aseguró que eras una estudiante ejemplar y que no darías problemas y debido a eso acepté de forma excepcional tu ingreso en este centro pero ahora no sé, ¿Acaso pretendes hacer que me arrepienta?.

Este negó efusivamente con la cabeza y luego miró al suelo muy apenado.

-Lo siento directora Thompson, no era mi intención decepcionar a nadie...le prometo que no volveré a hac...

-Ha sido todo mi culpa, directora Thompson-interrumpió rápidamente el pelinegro levantándose de su silla-...no la regañe, ella no ha hecho nada.

La mujer miró a este mientras se cruzaba de brazos.

-¿Ah no?, ¿Y se puede saber por qué dices eso, Zee?.

Este volvió a mirar al castaño y luego de nuevo lo hizo a la directora.

-Yo la molesté, directora Thompson, fue mi culpa.

La mujer asintió sin mucho afán.

-Así que es tu culpa solamente ¿Verdad?... osea que alteras la clase del profesor Karn y él os manda a los dos a mi despacho y para colmo, yo os encuentro besándoos como si nada ante mi puerta, ¿Acaso creéis que he nacido ayer?.

Ambos chicos se miraron y negaron efusivamente.

-No, directora Thompson.

-No tolero las mentiras...ambos han infringido las normas y ambos deberán cumplir el castigo.

Zee y Saint volvieron a mirarse.

-¿Castigo?.

La directora asintió con molestia y tras levantarse de su sillón, caminó hacia la ventana dándoles la espalda a sus alumnos.

-Durante dos semanas, vosotros dos os ocupareis de la biblioteca...será en los descansos y durante una hora diaria al término de las clases.

-Pe-Pero yo tengo entrenamiento-replicó el pelinegro.

Thompson se volvió y sonrió con ironía.

-Pues lo lamento mucho, señor Pruk pero no podrás asistir entonces... durante dos semanas no habrá baloncesto para usted.

Este bufó molesto pero finalmente asintió conforme.

-¿Y tú Saintine?, ¿Tienes alguna objeción?.

El castaño negó con la cabeza sin dejar de mirar al suelo.

-No, directora Thompson.

Acto seguido, la mujer dio una palmada, caminó hasta la puerta y la abrió rápidamente.

-Bien entonces, ahora regresaros y no quiero volver a veros por aquí, ¿Entendido?.

Ambos chicos asistieron y a continuación salieron uno detrás del otro.

-¿Estarás contento?-soltó Saint muy enfadado mientras caminaba por el largo pasillo hacia los lavabos.

-No, no estoy contento... por culpa de esa bruja no podré ir al entrenamiento y no podré jugar el próximo partido.

Antes de entrar en el baño de las chicas, el castaño resopló con fastidio y miró al pelinegro.

-¿Tu estúpido entrenamiento es lo único que te preocupa?, ¿Y qué hay de mí?, ¿Qué hay de mi futuro académico?.

Zee sonrió con sorna.

-No seas tan dramática, puedes seguir estudiando todo lo que quieras, esto no influirá en tu futuro.

Saint resopló nuevamente y acto seguido entró encerrándose en uno de los cubículos y rompiendo a llorar mientras se sentaba sobre la tapa del váter aferrado a sus piernas.

-¿Por qué a mi?, ¿Por qué?, ¿Por qué?...

Unos minutos después, varios toques en la puerta detuvieron su llanto.

-Hey oye, lo siento...yo no quería que pasase esto.

-¡Vete Zee!, ¡no puedes estar aquí!...¡este es el baño de las chicas!.

El pelinegro nuevamente tocó en la puerta con los nudillos.

-Abre, Saintine...tenemos que hablar.

El castaño negó.

-Yo no tengo nada que hablar contigo....¡Déjame tranquila!

Zee suspiró con pesar.

-Nos hemos besado y la verdad es que me gustas mucho... y-yo nunca había sentido esto por alguien como tú, por favor... solo quiero que me mires a los ojos y me digas que yo no te gusto...tan solo eso...solo entonces me marcharé y te dejaré en paz...por favor, Saintine, abre la puerta de una vez y hablemos.

-Vete, dejame sola, yo no pedí que me besaras, yo solo he venido aquí para estudiar, aunque no lo creas, yo si necesito graduarme.

-Lo siento pero es que en realidad me gustas mucho.

-Vete Zee.

-Pero quiero saber tu respuesta ¿Serás mi novia?

El castaño entonces resopló muy molesto y tras aferrarse más a sus rodillas volvió a estallar en llanto.

-¡Mi respuesta es no, malita sea!...¡no!, ¡no y mil veces no!- le gritó-... ¡no seré tu estúpida novia!, ¡ni tuya ni de nadie!.

20. Saint-ine -Zaintsee - TerminadaOnde histórias criam vida. Descubra agora