10.- Barreras Desbloqueadas

194 50 26
                                    

El sonido del timbre me despertó, no conocía a nadie aquí, así que era extraño escuchar ese sonido a estar horas, eran las 7 de la mañana.

Con pesar me levante de la cama, igual y era algo importante.

Y asi, con mi pijama desalineada, mi cabello revuelto para todas direcciones y con una cara somnolienta abri la puerta, si era algo importante no se fijarian en mi apariencia ¿O si?

—Hola

Sean.

Sean en la puerta de mi departamento vestido con un short deportivo y una camiseta sin mangas, era demasiada carne expuesta para mis vírgenes ojos.

Fingiendo que no había visto su torso desnudo la noche anterior.

—Perdón por molestarte a estas horas pero... Pasó algo y... ¿Quieres venir conmigo a correr un rato?— Me quedé perpleja ¿Lo recordó? ¿Por fin aprendió a recordar lo que hace ebrio? Estaba muy confundida.

No paso desapercibida la forma en la que me escaneo con la mirada y justo ahí tomo en cuenta mi posición, yo toda desalineada recién despertada y con mi ridícula pijama, frente a mi sensual vecino.

—Si no quieres ir esta bien, solo era una sugerencia— Rasco la parte posterior de su cabezas y sonrió dulcemente.

Y ahí me dio una gran cuestión ¿Ir y convivir con mi vecino para ser más unidos y que notará mis nobles y humildes sentimientos? (Sin contar que admiraría su físico durante nuestra salida)

O ¿Quedarme, dormirme hasta la hora de ir a trabajar y vivir mi triste día sin ver a mi sensual vecino y esperar a verlo al anochecer?

—Pasa, deja me visto y nos vamos— No creo que dos horas de sueño sean tan importantes.

Lo deje varado en la entrada de mi sala mientras fui a buscar mi ropa deportiva.

Aunque ahora que realmente me lo replanteaba no tenía como tal ropa deportiva, probablemente tenía por ahí un leggins negros y algún par de tenis, pero definitivamente mi plan de verme "sexy" para mi vecino estaba fracasando.

La idea de usar alguno de mis viejos tops paso por mi cabeza, pero quería verme meramente atractiva, no verme como una descarada, aún tenía algo de dignidad.

Sali vestida con mis tenis, mis leggins un top negro y encima una sudadera ligera gris, para sudar con ganas y deshacerme de los kilos de mas que Mia insistía que tenia.

—¿Quieres tomar o desayunar algo?— Él estaba observando mi departamento, de pie, se veía concentrado, he increíblemente atractivo.

—No gracias, así esta bien— Sin prisas salimos de mi departamento y caminamos hacia el parque mas cercano que teníamos y nos pusimos a trotar.

Trotamos hasta que mi poca y mínima resistencia física cedió ante la presión.

Durante todo el camino, si no es que todo, y durante la insistente tortura que sufrieron mis pobres piernas, no abrimos la boca para nada que no fuera respirar.

Ahora que estaba por vomitar por tanto correr podríamos hablar, aunque solo fuera para auxiliarme.

—¿Cómo se te olvido traer agua?—

—Para ser honesta no creí que correríamos tanto, me sorprendes una vez mas, mi querido vecino— Vi un sonrojo pasar por su cara y eso solo hizo que mi corazón se emocionara.

—Si no me podías seguir el paso me hubieses dicho, me habría detenido o hubiera trotado mas lento— Trotar, tu no trotabas bombos, tu corrías un maratón.

Estado de EbriedadWhere stories live. Discover now