Capítulo 23

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El paseo por la mina no resultó muy excitante. En realidad, no había mucho de interés que ver y el lodo hacía que conducir fuera toda una aventura. La idea de Tae de ir al club por unos refrescos fue recibida con entusiasmo por parte de Mingyu, aunque Wonwoo juraba que él sí había disfrutado del paseo.

Por lo general, los domingos, el club se encontraba lleno con todos los hombres que no habían ido a pasar el fin de semana al pueblo. Aquel día, sin embargo, estaba desierto. Tae dejó a los otros dos en el bar y fue a investigar dónde se encontraba toda la gente. Por fin pudo encontrar a uno de los empleados del club.

–Todos se han ido al camino –le informó.– Ha habido más derrumbes.

–Así que todos han ido a reabrir el camino hacia la civilización –comentó Mingyu.– ¿Qué os parece si vamos todos allá a ver de cerca los trabajos?

Tae dudó. Sabía que a Jungkook no le gustaría la idea de tener observadores. Sin embargo, sentía una fuerte necesidad de ir allí. Algo andaba mal. Presentía un desastre.

–¿Tienes miedo de lo que pueda decir tu marido? –dijo Mingyu con un ligero tono de burla.– No te preocupes. Yo me hago responsable. Ya sabe cómo soy cuando algo se me mete entre ceja y ceja. Yo mismo puedo conducir si lo prefieres.

Taehyung se decidió.

–Gracias, pero conduciré yo.

El portón de entrada estaba abierto de par en par; aunque el guardia se encontraba en su lugar, Taehyung pasó de largo sin detenerse ante él y llevó el coche camino abajo en dirección al barranco, con una inquietud cada vez más fuerte dentro de él.

Al otro lado de la colina se encontraron con una escena de completa confusión. Toda la parte superior de la montaña había cedido, a lo largo de unos treinta o cuarenta metros y había caído sobre la carretera, bloqueando el paso por completo. Cerca de donde Tae detuvo el coche, un deslizamiento más reciente había arrastrado uno de los enormes tractores hasta el borde mismo del precipicio, dejándolo a punto de caer hacia el fondo del abismo. Todos parecían empeñados en impedirlo.

Algunos hombres se ocupaban en preparar un equipo para levantarlo, mientras los demás observaban en silencio. Por más que lo buscó, Tae no logró encontrar a Jungkook entre los presentes, aunque sí vio a Nam, quien dirigía las operaciones. Olvidándose de sus compañeros, bajó del coche y corrió hacia el ingeniero, tirando de su brazo.

–¿Dónde está Jungkook? –preguntó con urgencia y supo la respuesta antes de que Nam pudiera decir nada.

–Está ahí, bajo todo eso –dijo señalando el tractor en peligro.– Lo estaba conduciendo cuando se produjo el derrumbamiento.

Tae sintió que la respiración se le hacía difícil.

–¿Está muerto?

–No, pero sí atrapado –hizo una pausa, pero luego decidió decirle toda la verdad.– Si esa máquina se mueve otros cinco cm, lo aplastará y tal como está, puede caer en cualquier momento.

Él miró a Nam, luego al tractor y después el dispositivo que los hombres trataban de montar.

–Hay muchos hombres aquí. ¿No pueden todos juntos retirar el tractor sin esperar a que esté listo eso?

–No resultaría. Hay que levantarlo desde arriba. Y debe hacerse en línea recta, para lo cual vamos a tener que pasar una cadena por debajo. No podemos arriesgarnos a que un gancho se suelte. El problema es colocar la cadena. Hace falta que alguien se meta debajo y se asegure de que la cadena quede en el lugar exacto. Pero no tenemos a nadie tan delgado como para que pueda meterse sin derribarlo todo con sus movimientos.

Corazón de piedra • kvTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang