XIV

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Narra Uenoyama Ritsuka

Aprecie la figura familiar de aquella noche. Mafuyu riendo con tanta naturalidad mientras que ese hombre lo contemplaba con tanto amor.

¿Que tanto amor le habrá podido ofrecer? No lo sabía.

— eres tú!— aquel niño castaño estaba delante mío. Se veía feliz. Tenía lo que yo no.

— hey, hola campeón!!— sin embargo debo darme cuenta de algo.

¿No soy yo quien rompió todos los lazos?

¿No fui yo quien dejó que se fuera aquel día?

¿No fui yo quien lo abandonó?

— ¿Quieres ver a mamá?— sonreí y negué. Ya había hecho miserable su vida.

Oh Mafuyu, me hiciste tan feliz, pero yo lo arruine, rompí las promesas que jure darte, que jure cumplirte.

¿Que puedo exigirte?

— adiós!— adiós pequeño, se feliz y disfruta lo que yo no pude.

Observé al pequeño ir a su padre, mientras que Mafuyu lo regañaba de cientos de cosas. Sonreí, no era mío. Ya no lo era. Ni nunca lo sería.

— está promesa no la oirás..— estaba decidido..— pero, tuve la dicha de ver y más allá. Y disculparme con todos—suspire, se alejaban cada vez más. Quería ir, quería correr. ¿Donde estaba el Uenoyama decidido que quería ser?— pero.. prometo dejarte ir hoy... Y cuidarte desde las sombras— mi sonrisa se apagaba. Las voz se me hacía pesada— es una promesa. Adiós Mafuyu..

Encogí la cabeza y tragando mi dolor salí de aquella feria.

¿Que debía hacer? ¿Que debía decir? Ya prometí algo.

Tomé mi celular y eliminé de contactos a su antiguo número. Observé los mensajes una última vez para decir adiós. Nunca más quiero saber de nuevo de Sato Mafuyu.

Aquí terminó mi historia. Yo la jodi en grande, decidí guiarme de las hermosas palabras y admiración del público. Y no pensé en que todo eso, no importaba, deje ir al ser que más ame, deje ir a mis amigos condenandolos a una vida miserable, al menos a Haruki.

— ¿Uh? ¿Uecchi?— alce mi mirada para ver al mencionado, me lance a llorar sin consuelo alguno a sus brazos—¿Que te sucede?

— perdón, perdón perdón— solo eso buscaba, el perdón de todos. Mafuyu no tiene rencores hacia mi, tampoco Akihiko, y Haruki menos.

— oye, calma.. solo.. ¿Quieres un café?—no rompí el abrazo sin embargo asentí con sollozos.

— Uenoyama-kun, me gustas..

El lugar era rústico, pero agradable, el olor a café puro inundaba mi nariz.

— ¿Que sucedió? — ¿Como decirle?

— deje ir a Mafuyu hoy...— me observó con tranquilidad y soltó un gran suspiro.

— ya te habrás enterado que está casado en ese caso— asentí. De todas formas él lo supo. ¿Con que derecho me quejaria? Si yo fui el que se alejó.

— si, no interesa, ya no es parte de mi vida— la raza de café empezó a enfriarse.

— bueno, si amas dejas ir, eso dicen ¿Cierto?— asentí nuevamente. Me quedaba sin palabras, estaba decidido, me iría mañana. No quería volver nunca más a Japón.

— ya no regresare jamás a Japón—pude ver su rostro de asombro, me puse tenso.

— si es por Mafucchin, supongo que debes tomarte un tiem— azote la barra para mirarlo con atención.

— ¡NO LO ENTIENDES! NO QUIERO REGRESAR PORQUE TODO ME RECUERDA A ÉL, INCLUSO LA MALDITA GUITARRA— trago saliva y yo solo me di cuenta de mi actuar después de ello. Me odiaba.

— tienes razón, pero sabes, Akihiko está con otra persona, sin embargo a pesar que me interesaba, no me fui de Japón. Ah.. si, quería decirte que volveré al bajo, una amiga me incluyo en su banda— dicho eso se levantó y retiró del lugar.

¿Debía ir tras él? ¿Seguir con la idea de recuperar Given?

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Ya nada tenía sentido, recostado en mi cama solo pensaba en él, sus ojos, sus labios, sus palabras, sus rechazos.

— Uenoyama-kun, ¿Tienes frío?— me ofreció su chaqueta con amabilidad, sin embargo yo entré en un momento de pausa, no podía moverme— ¿Uenoyama-kun..?

— no, yo debo hacer eso— rápidamente yo fui el que se quitó la chaqueta para ofrecersela.

— ¿Que te parece si tú me das la tuya y yo la mía?— siempre tan listo, revolvi sus cabellos para recibir su chaqueta con una gran sonrisa, mientras que me dejaba invadir por su olor lavanda y manzanilla— Mafuyu..

— dime— su mirada, como lo amaba, atesoraba todo de él. Quería cuidarlo, protegerlo, hacerlo mío en todo momento.

— prometo está siempre a tú lado— sonrió de forma pacífica, yo solo podía sentir mi ser morir por dentro— CASEMONOS!!— me cubrí la boca al oír lo que dije hace unos segundos. Él solo carcajeo de forma inmediata.

— está bien Uenoyama-kun, nos vamos a casar— mis ojos se iluminaron al oír su clara aprobación, y lo tome de las manos con felicidad.

— prometo que acabando la escuela nos casaremos— asintió con una sonrisa mientras que el color carmín se hacía presente. Amaba a este chico.

Cerré los ojos, para mantener los recuerdos vigentes aún, me dolía tanto... Pero me lo merecía. No fui capaz de cumplir ninguna promesa..

Lo llené de promesas que rompí al poco tiempo. ¿Por qué me deje cegar?


Promesas Rotas (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora