•|•🌷Dulce Obsesión🌷•|•Armin X T/N•|• CONTINUACIÓN

•|•Admiradora•|•

Narra Armin.

  Estaba en la cocina lavando los platos después de pasar una preciosa tarde de pareja con T/n. Vimos películas y comimos palomitas de maíz.
Aún no podía dejar de pensar en ese tal Marco y su muy despreocupada proximidad hacía mi novia. Últimamente tengo muchos asuntos de que ocuparme, Levi necesita ayuda y debo mantener mi personalidad de niño bueno. No lo aguanto, tener que fingir que no me importa cuando me importa mucho, decir que estoy bien cuando no lo estoy, dejar que esos estúpidos de la escuela se burlen y abusen de mi y no poder hacer nada cuando quiero rebanarles el cuello. Necesito pensar y calmarme, debo ser el Armin Arlert que T/n conoce, si ella conoce mi verdadero yo se asustaria.
De repente escuche un ruido proveniente de mi cuarto, donde T/n dormía. Caminé hasta allí despreocupada, tal vez se despertó. Poco podía imaginar que al entrar en el cuarto habría alguien, un ser extraño, desconocido, sobre ella.
De sudadera blanca y con un cuchillo en alto el sujeto bajó el cuchillo rápidamente en dirección al cuerpo de mi amada. Con la misma velocidad corrí y le di una patada en las costillas, haciéndole caer.

(Autora: Jeff erhez thu? :v / Jeff: nooo estúpida mi estilo idiota >:""c.
.. sigamos con la historia xdxdxd)

Miré a T/n y noté un pequeño piquete de jeringa en su cuello. Tranquilizante. Mi mirada fue hasta el sujeto que se levantaba adolorido. Con descaro, quitó su capucha....

Narrador

—Annie....¿qué demonios haces aquí?— dijo el rubio mientras la mira mal.

— ¿no es obvio?, trato de deshacerme de un estorbo. — dijo neutral la rubia.

— ¡no te atrevas a llamarle de esa manera!. Ella es la razón por la que me queda un poco de cordura, ella es lo más hermoso que alguna vez tube.—dijo molesto el rubio mirándola con ojos rabiosos.

—¿como te atreves a decir eso después de lo que pasamos juntos?.—pronunció indignada.

—¿juntos?.—pregunto sorprendido él.

— Así es juntos. Tu *lo señala* y yo *se señala ella misma*. Nosotros. —dijo.

—Nunca hubo un "nosotros" Annie. Nunca lo hubo y nuca lo habrá. —dijo Armin en tono seco y cortante.

  La rubia soltó una maldición por lo bajo y atacó a la chica en la cama, Armin logró tomarla del brazo y la condujo a la sala, donde la soltó haciendo dar su espalda contra la pared.
Armin y Annie se miraban, ambos con un semblante serio, hasta que la rubia habló.

—¿como puedes cambiarme por ella?¡soy mil veces mejor!.—.

—cierra la boca.—dijo el rubio muy serca de su rostro.

— Armin, te conozco. Lo sé todo sobre ti, absolutamente todo—.

— ¿y creés, que le daría chance a la hija del doctor que se encargó de hacerme vivir un infierno?, estas loca.—al desir eso el rubio se apartó y se sentó en el sillón en frente de ella.

—igual que tú, ¡igual que tú!. Armin, ella no te entiende, no sabe con lo que se enfrenta. Yo si, y puedo hacerte feliz, hacerte sentir bien—dijo la rubia caminando hacia adelante. Provocando que el rubio hiciera una mueca, asco, tal vez.

—No lo sabe y no lo sabrá nunca. Y nadie dirá nada.—dijo poniendo su codo en el brazo del sillón y recargando su cabeza en su mano.

—¿tu creés?. No estoy pintada, Armin, si no te vienes con migo hablaré y no sólo diré a T/n lo que realmente eres si no que tengo las pruebas que no sólo te delatan sino que también muestran que saliste peor de lo que entraste del reclusorio de salud mental.—.