¿Saben que es lo que pasa
cuando una brasileña intenta
enseñarle a bailar a un japonés?
Exacto.
Un completo ¡DESASTRE!
ADVERTENCIA: Toda la historia está
basada después del timeskip. Si
no deseas spoilearte no leas
está historia.
━1O. UNO, DOS, UNO, DOS, ¡TRATANDO DE CONVERTIR ―PARA ELLA― ESTE HOSPITAL EN UN LUGAR CALIDO!━
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
―― ¡Necesito salir de aquí!
―― ¡No, Verónica! ... ¡Suelta el jarrón!
―― ¡Pedro, Quítate!
―― ¡No!
―― ¡Verónica-San, suelte a Pedro, lo está ahorcando!, ¡Una enfermera!
―― ¡Se dice gracias maldita cerda malagradecida!
―― ¡Yo decidiré cuando deba darte las gracias, alimaña!
Luego de obligar a Verónica a acostarse y de colocarle un sedante que la dejó medio adormilada, las enfermeras se fueron de la habitación, dejando en manos de Hinata y Pedro ―mala decisión― a Oliveira.
―― No puedo haber estado tres días aquí, mis clases y las de danza ―― Murmuró, mirando a la nada. Sus ojos aún se veían oscuros.
―― Envié las ordenes medicas a la Universidad y también a tu estudio de danza, pero...
―― ¿Las enviaste al estudio de danza y qué? ―― Preguntó, asustada. La cara de Pedro sin finalizar aquella frase la dejó asustada.
―― T-Tranquila, no es el fin del mundo. Tienes un esguince de grado 3, es el más grave de todo. Los médicos no saben cómo pudiste aguantar tres días, desplazándote de aquí a allá con el tobillo casi roto ―― Explicó Hinata, nervioso.
―― Necesitas de 8 a más semanas de recuperación, al menos hasta que tus ligamentos cicatricen, también el médico recomendó que no hicieras ninguna actividad durante estas semanas... ―― Mientras Pedro más hablaba, mas podía sentir Verónica como su voz se alejaba.
¿Aún estaba cansada?, no, estaba conmocionada, destrozada, arrepentida de cómo su extremismo la llevó hasta esa posición.
―― Lo siento ―― Ambos chicos se callaron ante el hilo de voz de la bailarina, sorprendidos.
―― ¿Por qué-?
―― No te lo decía a ti ―― Los ojos de Verónica fueron a parar a Hinata quién se exaltó. Aún con ojeras, viéndose más delgada y desgastada, Shoyo seguía viéndola como el primer día.
Hermosa.
―― Verónica, escúchame ―― La chica tenía sus ojos entrecerrados, sin ánimos y adormilada producto de la droga que le fue inyectada. Sabía las palabras que le dirigiría Pedro.