Capítulo 13: Despertar.

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  • Dedicado a Itzel Huitrón
                                    

-¿Vas a hablar conmigo o no? –me reclama Isaac mirándome con el ceño fruncido. No he escuchado una sola de sus palabras en todo el camino- Mira David, sé que las cosas están muy mal por aquí y que…

-¡¿Muy mal?! ¡Están de lo peor me parece! –le grito. Las cosas no están mal, se están cayendo en pedazos.

-¡Talvez deberías dejar de hacerte el miserable y ocuparte de lo que está pasando! –Se pone frente a mí, impidiéndome el paso-  ¿De qué sirve hacia Keyla si estas tan ocupado en sufrir y no en buscar una manera de encontrarla

-¡¿Eso es lo que piensas?! –le suelto y siento el enojo burbujear en mi interior- ¿Qué sabes tú de sufrir? –inmediatamente me arrepiento de mi arrebato de ira. Isaac desvía la mirada, soy un estúpido egoísta- Lo siento.

-Déjalo ya –dice amargamente- Salvaremos a Keyla y a Terra Blanca no le pasara lo mismo que a Googindurm.

Continuamos en nuestro camino mirando a cada lado de vez en cuando. En donde estaba el mercado del pueblo solo hay escombros. Me contengo para no gritar de frustración al ver a una familia entera muerta. Todo esto causado por la soberbia y sed de poder que hizo presa a mi padre. Antes en el pueblo había vida y ahora todo ha sido sacudido sin piedad, lo que ha pasado parece una pesadilla que no tiene final. Recuerdo los arboles moviéndose al compás del aire, las risas de los niños y las voces de la gente en sus conversaciones. A mi padre sentado en su trono, mi madre leyendo un libro y Keyla mordiendo una pera, recuerdos que se sienten tan irreales.

Pero no me dejare vencer, si no obtengo respuestas contestare yo mismo. Encenderé las luces y las mantendré vivas, Terra Blanca no es Googindurm.

-Me estas ignorando otra vez -dice Isaac

-No es tan fácil conseguir humor ante todo esto, Isaac –le digo.

-No te estoy pidiendo humor, eso sería absurdo. Solo quiero que sepas que tienes que estar bien tú para  lidiar con todo esto –me responde- ¿Es ahí? –señala hacia un pequeño arrollo, las aguas caen en una pequeña cascada desde unas rocas y la vegetación crece alrededor.

-Sí, los manantiales susurrantes.

Estamos parados al borde del agua, descalzos. Se siente tanta paz en ese lugar que parece una traición disfrutar de el en estas circunstancias. Todo aquí está intacto, sin rastro alguno de un ataque.

-Para ser susurrantes hacen mucho ruido –dice Isaac.

-Sí, bueno, hay que tenerles paciencia –digo escéptico, saco un frasco de mi morral y me inclino para llenarlo – Con esto será suficiente para despertar a mi tía. –hablo, pasándole el frasco a Isaac.

-¿Tu tía? –pregunta mientras se inclina para tomarlo.

-La Oráculo. –monto el lomo de Kaiser- Es hermana de mi madre.

El asiente y no pregunta nada más, justo cuando damos la vuelta alguien susurra en mi oído haciéndome estremecer. Sangre noble.

-¿Escuchaste eso? –pregunto mirando a todos lados.

-¿De qué hablas? –responde Isaac. Un sonido efímero llama nuestra atención, brotando del agua una mujer se materializa ante nosotros. De vestido largo y ojos tan claros y azules como el agua del manantial.

-Sangre noble –repite, su voz se escucha como si estuviera sumergida aun. – Mi nombre es Acuatio, espíritu de estas aguas. Los antiguos me han dado un mensaje para ti, David Newman.

Crónicas de Terra Blanca: Sacrificio de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora