Kapitola 29

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La sala está en silencio. De vez en cuando alguien tose o se acomoda en el asiento, haciendo que la vieja madera cruja. Llevo en el estrado cuarenta y cinco minutos. El abogado defensor de la señora Jenson es un auténtico imbécil y está escudriñándome, haciéndome revivir realmente cada momento de ese horrible día.

Sabía que esto era lo que pasaría cuando tuviese que testificar, sabía que me forzarían a compartir esos momentos brutales. Fui al cementerio antes de venir hoy, tratando de obtener fuerza de las dos mejores personas que había conocido nunca. Pero viendo las dos lápidas de los Park, una al lado de la otra, no me trajo consuelo. Terminé levantándome de mis rodillas, sollozando mientras tocaba cada lápida con una mano. Siempre me había considerado un hombre fuerte, pero los últimos años me habían humillado. Había estado emocionalmente asustado y me encontré aterrorizado de perder a otro ser amado.

―Sehun, dime lo que pasó después del tiroteo ―pide Michael Harris, elfiscal.

―Chanyeol tenía mucho dolor. Dusty hizo que presionase mi mano sobre una de las heridas de bala mientras él lo hacía con la otra.

"Simplemente aguanta, hombre. Los paramédicos estarán aquí pronto", le aseguró Dusty.

"Mírame cariño. Mantén los ojos en mí", supliqué mientras él luchaba por respirar, sus heridas le dolían.

―Para cuando los paramédicos llegaron había muchísima sangre... Simplemente supe que iba a morir. No había forma de que alguien pudiese sangrar de ese modo y sobrevivir. ―Me aclaré la garganta y tomo un hondo suspiro, haciendo un esfuerzo para evitar ser emocional. No quería decirle que cuando vi al primer médico sentí algo de esperanza. Tenía que tener esperanza aunque sabía que lo peor estaba por llegar. En cuanto Chanyeol se enteró de que no iban a dejarme ir con él en la ambulancia, perdió la cabeza, luchó contra las restricciones, haciéndose más daño. Se negaba a ir sin mí.

"Él puede seguirnos", indicó el joven médico mientras trataba de calmar a Chanyeol. "Por favor, señor, está empeorando sus heridas".

"Iré en el auto con él", insistió Chanyeol. Eso no podría haber pasado. Estaba demasiado malherido para eso y él lo sabía, pero me quería en la ambulancia con él y no iba a ir sin mí.

"Simplemente déjalo ir con él. Se está muriendo. ¡Vamos!", gritó Dusty a los paramédicos.

Mientras metían la camilla, el más joven me miró y dijo:

"Manténgalo calmado. Está en trauma".

―¿Qué pasó de camino al hospital? ―pregunta Milton, centrándose.

Trago saliva con dificultad y cierro los ojos.

―Muchas cosas ―respondo―. Recuerdo la manoensangrentada de Chanyeol en la mía, lo resbaladiza que sesentía... ―Tengo que parar y tragarel nudo en mi garganta―. Había mucha sangre. ―Una lágrima me cae por lamejilla, la limpio rápidamente mientras Milton toma una caja de pañuelos de la esquina delestrado y me la entrega. Tomo uno y me limpio los ojos antes de aclararme lagarganta.

―Así que, en la ambulancia, ¿recuerda sentirse asustado? ―presiona.

―Protesto ―grita el abogado de la señora Jenson―. Está guiando a la testigo, señoría.

―Se admite ―masculla el juez.

―Déjeme replantearlo ―se queja Milton, dándole una mirada cortante al abogado de la defensa antes de volver a mirarme—. ¿Qué más recuerda?

―Recuerdo pensar que eso no podía estar pasando, que era algún tipo de pesadilla.

Milton insiste y, de algún modo, vuelvo a ese día, el sonido de los instrumentos golpeando en la parte de atrás de la ambulancia, el monitor cardiaco pitando, el modo en que Chanyeol mantenía la mirada fija en la mía. Apenas podía verle por las lágrimas, pero sabía que me estaba mirando, sacando fuerzas por mí. Había un millón de bonitas palabras compartidas en esa mirada fija, otra de esas conversaciones silenciosas nuestras.

Taking ChanyeolWhere stories live. Discover now