Capítulo 2: Pesadilla

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— ¡Muy bien chicos, esto es todo por la práctica de hoy! Ya pueden volver a sus casas.

— ¡Gracias por el entrenamiento de hoy! — agradecieron todos a Ukai con un tono de cansancio.

— Nishinoya, Tanaka, les toca limpiar — los detuvo al verlos intentar huir "disimuladamente".

— Daichiiiii... — respondió triste el chico de cabeza rapada.

— Por quéeeee... — el de mechón teñido le siguió el juego.

Este se puso al frente de ambos, ejerciendo fuerza en un hombro de cada uno. Los contrarios tragaron en seco por el repentino cambio de aura oscura. Cada vez les daba más miedo la dualidad de su capitán.

— No me hagan repetirlo — dijo con una cara aterradora.

— ¡QUEDARÁ IMPECABLE! — gritaron en unísono, para luego salir corriendo a buscar los elementos de limpieza.

— ¡Hinata, apúrate o me voy sin ti! — apresuró Kageyama para que terminara de guardar sus pertenencias con más rapidez.

— ¡Ya voy!, ¡ya voy! — metió todo de golpe en su bolso sin cuidado alguno.

Hinata no deseaba para nada perder ese preciado tiempo que tenía a solas con el azabache. Le gustaba bastante, desde hace un largo tiempo. Incluso planeó decírselo alguna vez, pero no estaba seguro si podría llegar a ser correspondido.

Nunca lo vió fijarse en una chica, menos podría hacerlo en alguien como él. ¿Y si lo rechazaba?, ¿si le daba asco sus sentimientos?, ¿y si dejan de ser amigos?

Además, después de lo que pasó, no quería tomar el riesgo de perder lo único que le quedaba, que lo ayudaba básicamente a seguir hacia adelante. Simplemente decidió apreciar la amistad que tenían y guardar esos sentimientos en su corazón, aunque no sea nada fácil.

— Oye, Hinata.

— ¿Eh? — se sobrasaltó confundido en su lugar.

— ¿Me estás escuchando?

— Ah, perdón, me perdí en mis pensamientos... — se rascó la nuca.

El más alto lo miró serio, mientras en su mente trataba de tranquilizarse de no golpearlo para que así le prestara atención a lo que estaba diciendo.

— Escúchame — suspiró pesadamente — Tenemos que volver a acostumbrarnos a jugar juntos, hay algunos remates que están aceptables pero otros están pésimos — volvió su mirada al frente.

— Gracias por la motivación — pronunció con sarcasmo.

— De nada.

— Kageyama baka...

— Hinata boke... — se insultaron mutuamente.

Ambos chicos continuaron hablando de cosas triviales y haciéndose compañía. A pesar de sus peleas nunca les molestó la presencia del otro, es más, les reconfortaba saber que estaban ahí.

Unos minutos después, llegaron al punto donde sus caminos se separaban.

— ¡Adiós Kageyama, que descanses! — se despidió con una alegre sonrisa que estremeció a su compañero, lo cual lo hizo extrañarse.

— Sí...Adiós — le devolvió el saludo con sencillez, mientras le daba la espalda para continuar su camino.

Una vez que este ya se había alejado lo suficiente, el peli naranja deshizo su sonrisa en un abrir y cerrar de ojos, dejando una expresión que podría ser tristeza o quizás dolor. No importa cuál, no había pizca de felicidad en esta.

Aʏᴜ́ᴅᴀᴍᴇ... | KᴀɢᴇʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora