Pancakes con miel y más miel

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De: Takito

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De: Takito

Para: chikypaz

Érase una vez, una pareja de recién casados que se amaban muchísimo. Era un matrimonio típico de un alfa atípico y un omega atípico que venían de un noviazgo soso y meloso. Aquí no hubo ningún drama de celo o calor, violaciones accidentales o mordidas despiadadas como esas cosas típicas que pasaban en su aldea del bosque oscuro y en ese sangriento círculo de pelea de alfas, donde competían a mordidas por casarse con los omegas más hermosos y fértiles que se realizaba puntualmente cada domingo como una santa misa.

¡No! ¡Esas boberías no tienen cabida en esta historia de amor, pancakes y miel y más miel! ¡Esto va de azúcar, postres y del cómo se enamoraron!

Era un día típico de primavera, Katsuki un alfa rankeado en el número tres del círculo de la pelea pero muy amargado e inconforme por el aroma que le tocó al nacer, de pronto olfateó el aroma a vainilla de Izuku que caminaba por el sendero del bosque recogiendo cerezas.

Cuando el omega de cabello verde y mejillas regordetas se cruzó con el rubio y su adorable ceño fruncido, alzó su nariz e inhaló el aroma a miel del alfa como si se tratara de un pastelillo recién horneado entonces tiró su canastilla de cerezas, corrió a sus brazos, se colgó a su cuello con un peso considerado y le dio un buen lengüetazo a su mejilla ante el espanto del alfa.

El pequeño y redondo omega exclamó con un sonrojo:

"¡Yumi! ¡Sabes a pancakes!"

Katsuki de facciones filosas y cuerpo trabajado era un gruñón por tener un olor a miel en lugar de olores fuertes como el picante, el orégano o la menta. Antes de reñirle al omega, caer en la hierba y sofocarse por ese esponjoso cuerpo encima se preguntó:

"¿Qué diablos es un pancake!"

El alfa fue conquistado rápido por el aroma a vainilla del omega pero sobretodo desde la barriga cuando Izuku le horneó y presentó un apasionante y desconocido red velvet en su primera cita. Había una mesita para dos bajo las estrellas y luces de navidad como iluminación, Katsuki tomó un tenedor y le dio un bocado y amó el sabor del pastel carmín con betún blanco. El amor igual al pan rojo se horneó en sus entrañas. Sin embargo, ese bocado fue lo único que pudo probar, segundos después Izuku se zampó el red velvet en un parpadeó dejándolo atónito.

-¡Estuvo delicioso! -dijo con una expresión infantil y el rubio vio las migajas en sus labios que limpió con el pulgar.

-¿Supongo que no se puede repetir? -comentó algo sarcástico al oír el gruñido feroz de su estómago por lo poco que comió.

-¡Te equivocas! ¡Se puede repetir hasta una tercera vez! -comentó feliz el omega sacando de su canasta de picnic dos red velvet más provocando una sonrisilla nerviosa al alfa.

ᴍᴇʀʀʏ xᴍᴀsʜ! | ᴏɴᴇsʜᴏᴛsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora