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"Volviste rebelde a la obediente hija de un hombre descuidado
Eres la mejor cosa que alguna fue mía"- Mine, Taylor Swift
Sofia llevaba una semana en Londres, no había salido del hospital, pedía a las sirvientas de la casa que le enviara muda de ropa. Había comenzado a administrar las empresas de Henry como el lo estipulo si llegara a pasarle algo.
A todos le llamaba la atención que ella hiciera todo en la misma habitación donde estaba el hombre. Incluso a veces se acurrucaba contra el para dormir a su lado. Henry había movido sus manos e incluso pies, pero aun no hablaba o parecía despertar lo que preocupaba a los médicos. Aun así, no perdían la esperanza.
Sofia bebía un chocolate caliente mientras llovía, había trabajado toda la mañana. Se sienta en la cama al lado del hombre acariciando su frente y mejilla, tenía pequeños moretones, pero aun así seguía igual de guapo.
- Te extraño Henry- susurra ella- por favor despierta necesito hablar contigo
Ella deja su taza de chocolate contra la mesita, se recuesta a su lado apoyada en su pecho.
- Una vez dijiste que nunca me harías llorar y solo lloro por ti – susurra ella- te necesito Henry, realmente lo hago
Sofia cierra los ojos permitiéndose dormir por un rato, cuando despierta lo hace debido a un suave carraspeo y caricias en su espalda.
- Henry – susurra ella sentándose
- Hola- responde con voz ronca- agua
Sofia asiente levantándose rápido yendo por un poco de agua con una bombilla llevándola a su boca para que bebiera, además de tocar el timbre donde una enfermera entra corriendo. Al ver al empresario sonrie llamando al médico.
Henry siente la mano tibia de la chica contra su mejilla mientras lo vuelve a ayudar a recostarse, su cabeza le da vueltas y se siente mareado. Suspira cuando Sofia le quita el vaso de la boca y un medico le da indicaciones de seguir una luz, sus dedos y todo.
El medico pide que le hagan unos estudios de rutina, así que simplemente se lo llevan para hacerles estudios.
Cuando vuelve ya es de noche, le exige al medico que le llevaran la cena ya que moría de hambre. Cuando entra a la habitación ve a Sofia aun allí con los ojos llorosos hablando con el médico.
