treinta y dos

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-- Te va a ir genial, ya verás. -- Aseguró el azabache tomando un sorbo de su taza caliente. 

Sus ojos brillaban ante la imagen de Jungkook en un traje arreglado de color azul marino, con esa corbata granate y ese colgante que tenía un recuadro con su nombre, se veía tan hombre de repente... ¿Cuándo había dejado de ser joven inexperto? -- Hyung, no lo sé, estoy preocupado. -- 

-- Mi amor, serás el más inteligente de tooooda la plantilla, y el más guapo también. -- 

-- Tae... nunca eres objetivo. -- 

¿Qué podía decir? Estaba más que enamorado de ese chico. Con una gran sonrisa se acercó hasta él, dejándole un beso sobre su nuca para posteriormente mirarle a través del espejo. -- Aunque seas mi novio, antes de que lo fueras también pensaba que eras el mejor de todos. -- 

Jungkook no tuvo otra opción que no fuera sonreír con suavidad, incluso cuando se sentía bastante abrumado porque era su primer día de trabajo en la empresa que finalmente había elegido. -- Hyung ¿Y si me da un ataque de ansiedad en el metro? ¿Y si hay mucha gente? ¿O si el sitio que me dan no me gusta? Sabes que- -- 

-- Me llamas, me llamas al teléfono y e intentaré que te des cuenta de que eres capaz de superar todo aquello. Sabes que llegará el día que controlarás todas esas cosas, cada vez lo llevas mejor, te superas cada día, bebé. -- 

Con sus labios fruncidos el más joven se giró para tener a su pareja ahora frente a él. Taehyung le miraba con esa sonrisa de forma geométrica que le encantaba, sus cabellos estaban algo desordenados y portaba solo su suave batín de seda, bueno, y esa taza de café humeante. 

-- Bueno... si hyung lo dice, confío en tus palabras. -- 

-- ¡Claro que sí, mi amor! Hoy vas a comerte el mundo. -- Espetó acercándose al castaño para apoyarse apenas un poco en sus puntas y poder dejarle un casto beso en sus belfos. 

-- ¿Puedo comerme tu boca mejor? -- 

La pregunta había salido a un volumen bajo, y aunque cualquiera pensaría que era una pregunta algo caliente y coqueta de broma, Taehyung sabía que no, que ese chico lo estaba diciendo demasiado en serio y sin algún ápice de humor. 

Aquello le seguía poniendo tontamente nervioso, a pesar de que llevaba ya largos meses conviviendo con él, y muchos más estando a su lado, en serio que no conseguía acostumbrarse a esa forma tan directa que tenía de expresarse. 

-- Jungkook-ah... diez minutos, tienes diez minutos. -- Murmuró el de piel canela sintiendo como las manos de su chico se deslizaban por la suave tela de su batín. 

Con sus dientes incisivos Jeon tomó el labio inferior del modelo, tirando de este con suavidad mientras que sus manos se perdían por debajo de la seda, acariciando la piel de su tarsero, para luego tomarlo acercando ambos cuerpos. 

-- E-el café... -- Dijo nervioso Tae, con sus ojos cerrados disfrutando de como los labios contrarios tomaban los propios. -- 

-- Suéltalo, me quedan nueve minutos. -- 

Y como si Jungkook lo tuviera completamente hechizado para que hiciera todo lo que él quisiera, dejó la taza sobre la cómoda que tenía a su lado, ahora si pudiendo entrelazar sus brazos alrededor del cuello del castaño. 

El de ojos oscuros besaba y volvía a besar esa boca que sabía exquisitamente ahora a café, estando encantado de  como su hyung le acariciaba la nuca y se pegaba a él. Sus manos apretaban la caliente carne del contrario, estando demasiado entretenido con su abultado trasero. 

Más allá de las palabras || Kookv ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora