Pina

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Pina estaba haciendo su rutina de limpieza de cada semana, después de tomar un baño y colocarse ropa cómoda debía limpiar sus cuernos. Se sentó en el suelo justo en el centro de su habitación. Vertió líquido encerador para cuernos sobre un trapo, lo coloco sobre uno de sus cuernos y comenzó a tirar de la tela hacia adelante y atrás. Entretanto hacia su limpieza, observaba fijamente la chaqueta negra que descansaba sobre su cama, rememorando en su mente una y otra vez cómo es que la consiguió una semana atrás...


Pina y Legoshi se encontraban en un club nocturno, el lobo estaba en la barra con un vaso en la mano, mientras, el carnero hablaba con un macho herbívoro; los dos parecían estar pasándola muy bien. El macho contrario se inclinaba hacia Pina y jugaba con los dedos de su mano puesta sobre la mesa, aunque no era el tipo de acompañante que el carnero deseaba tampoco pensaba desaprovechar la oportunidad de un ligue fácil.

—Entonces eres un carnero de Dall —habló la gacela macho acercándose al oído contrario para hablar.

El carnero sabía que el otro macho usaba como excusa la estridente música para aproximarse y acariciar descaradamente el muslo de su pierna.

—Así es, cariño —respondió el carnero cerca de los labios ajenos.

Ambos rostros estaban realmente juntos, compartieron una mirada y lentamente cerraban la distancia, se hubieran besado de no ser por el terrible jalón que recibió Pina.

—¿Qué mierda? —gritó una hembra de gacela.

—¿Qué mierda te ocurre a ti?, ¡Suelta mi brazo! —respondió del mismo modo el carnero, tirando de su brazo para librarse del agarre de la chica.

—¡Él es mi novio, así que aléjate de él, marica!

Pina soltó una estruendosa risa, miró a la hembra de arriba debajo de una manera tan despectiva y sonrió arrogante.

—¡Seré marica, pero al menos no luzco como prostituta! —Habló fuertemente el carnero, para asegurarse de que la chica le escuchara.

La gacela hembra soltó el típico jadeo ofendido, Pina quería reírse de la ridícula expresión en su rostro, pero la sonrisa se le fue del rostro cuando la hembra le arrojó el líquido del vaso que tenía en mano.

—¿Qué sucede aquí? —habló Legoshi detrás del carnero.

Ambas gacelas, macho y hembra, se aterrorizaron ante la gran figura del lobo y salieron corriendo.

—¿Qué pasó Pina? —preguntó nuevamente el carnívoro.

El herbívoro volteó a ver a su amigo y sonrió.

—Esto pasó —con sus manos señaló su cuerpo y torso, mojados por el líquido.

—¿Qué demonios?, ¿Cómo sucedió?

—Vamos al baño.

Legoshi siguió a su amigo, al entrar al lugar, Pina se paró frente al espejo.

—Mierda, mi pelaje será un desastre por la mañana.

—¿Estás mojado?

Pina observó al lobo a través del espejo, con una ceja alzada.

—Sí, Legoshi, estoy mojado —respondió con un tono de obviedad, pero después sonrió por el comentario del lobo.

—Quítate tu playera.

—¿Disculpa?

—No era lo que quería decir ¡O sea, sí! Pero... —Legoshi hablaba de manera rápida y atropellada, estaba nervioso.

Adicto a la locuraWhere stories live. Discover now