𝐀 𝐆𝐈𝐑𝐋 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐑𝐄

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EPÍLOGO | 𝐑𝐞𝐟𝐥𝐞𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐦𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐚

A veces es confuso el cómo ocurren las cosas. Los impulsos que te llevan a hacer preguntas y dar respuestas. Ya sean precipitadas o no. Es difícil aprender a llevar un corazón roto, tienes que tratarlo con cuidado o fortalecerlo, aunque parezca superficial. De cualquier otra forma, terminará desquebrajándose. Eso te mantendrá a salvo, al menos por un tiempo.

—¿Estás bien? —La voz es amortiguada por el sonido del viento. Ha empezado a hacer frío.

—Sí —afirma—. Estoy bien.

Los tejados reciben el golpe de las oleadas del cielo y el pueblo luce solitario. Parece que las personas se refugian en sus casas del mal clima. Ella se ajusta la bufanda al cuello y camina por delante, en dirección a la playa.

—¿Puedo preguntarte algo? —inquiere su acompañante con duda en la voz.

Ella asiente, está de espaldas a él, pero sabe que puede verla.

—Sí —se limita a decir.

Hay un pequeño silencio entre ambos, que después es ocupado por aquella voz. Serena y lúgubre.

—¿Porqué yo? —Una sola pregunta sale de sus labios. Ella no puede verlo pero apostaría a que ha fruncido el entrecejo.

Falta poco para llegar al muelle, el viento se vuelve incluso más frío estando a esa distancia del mar.

—Jungkook —comienza diciendo. Llamando al muchacho por su nombre—, cuando estábamos en primer año me dijiste que te gustaba.

—Entonces, ¿estamos saliendo? —pregunta. Otra vez.

Ella duda un instante. Preguntándose si la respuesta que tiene para darle es la que él desea escuchar.

—No lo creo —dice finalmente—. Lo siento.

Sus pasos se escuchan a través de la piedra que forma el suelo del muelle. Han llegado al lugar en donde golpean las olas débilmente. La humedad es palpable en el aire. Cuando ella se detiene, mirando hacia el punto donde el mar y el cielo se unen, pareciendo uno. Escucha a Jungkook detenerse, justo a unos cuantos pasos por detrás de ella.

—Yo te cuidaré bien, Emma—afirma—. No soy un idiota, ¿sabes?

Sin mirarlo todavía, ella asiente. Con las mejillas heladas y los labios formando una línea recta.

—Sí —La voz le sale en un hilo. Con la fuerza suficiente como para que él la escuche a pesar del ruido—. Lo sé.

Se quedan unos segundos más como están, quizá son minutos. Hay cierta extrañeza en el ambiente, pero es soportable. No hay tensión entre ellos, no una fácil de reconocer, al menos. El mar sigue bailando de un lado a otro sin parar.

—En verdad hace mucho frío.

—Sí, hace mucho frío.



Este pueblo tiene una pequeña playa, que no es muy visitada, incluso en el verano.

Solía disfrutar pasear por su orilla buscando cualquier cosa.

Fuegos artificiales quemados, algas, el sombrero de algún niño que fue arrastrado por el viento.

Pero difícilmente alguna vez encontré lo que estaba buscando.

Tal vez, para empezar, nunca esperé encontrar nada.

𝐀 𝐆𝐈𝐑𝐋 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐑𝐄 | 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora