Tarjeta de invitación: La boda de YoonJi.

40 9 0
                                    

Observó con atención la bonita tarjeta blanca con detalles aperlados y brillos alrededor, su hermana luego de casi diez años de relación y convivencia con su pareja, iba a casarse con el hombre que amaba. Se encontraba tremendamente feliz por ella y por el novio, ambos eran amigos y compañeros de trabajo cuando él llevó a su amigo a cenar a su hogar y ahora, diez años después iba a ser su oficialmente cuñado.

Por un momento se sintió como el ángel del amor, el querubín que juntó a esas dos personas para que compartieran sus vidas por un largo, largo tiempo. Y esperaba, fueran felices en el proceso e hicieran algunos sobrinos a los cuales malcriar.

— ¡Awww, su tarjeta es tan linda! — Dió un respingo al oír la voz de su mejor amigo demasiado cerca de su oído. — Supongo que tendré que comprar un traje.

— Me has dado un susto de muerte, idiota. — Le dijo dándole un golpe en el brazo sin medir realmente su fuerza porque escuchó un chillido de parte del pelirosado. — Lo siento, Min.

— Eso dejará un gran morado imbécil, sabes que mi piel es sensible. — Lo empujo suavemente escuchando su risa cuando se sentó a su lado.

Desde que tenían memoria cada vez que jugaban terminaban con al menos dos a tres rasguños y un morado por alguna parte de su cuerpo, más sin embargo el problema no era que se pelearan entre ellos o por accidente se golpearan, el problema era que ellos mismos eran una catástrofe andante; con decir que una tarde cuando tenían once y trece años se subieron a un árbol, el resultado fue a ambos con un hueso roto.

Si morían, morían juntos y en su propia ley. Lo que no los mataba los hacía más fuertes.

Además, como que la tía rara de JiMin los había bendecido con algún hechizo que probablemente los protegía cada vez que estaban cerca de la muerte o de tener un accidente muy grande.

YoonGi se preguntaba si eran inmortales. Eso habría sido genial.

— No somos inmortales YoonGi, no seas estúpido. — JiMin soltó carcajadas viendo como a YoonGi se le desfiguraba la cara, su "conexión" era tan "grande" que él podía saber lo que sea que YoonGi estuviera pensando. — Y Mi tía no es rara, en realidad es de entre toda mi familia la más normal.

— ¿Qué me dices de esos brownies? Los que nos comimos cuando tenías quince. — Le dijo alzando las cejas esperando por una respuesta — Porque te aseguro que no sabían a unos brownies normales.

— Eran de marihuana, YoonGi-ah. — Respondió aún riéndose.

— He probado marihuana y así no sabe.

— ¿C-Cómo?

— Digamos que era un adolescente curioso y Hoseok tenía amigos hippies, era un chico ingenuo que nunca se percato que esos chocolates no eran tan sanos y legales. — El menor lo observaba con la boca abierta, nunca se lo contó porque ciertamente era un tanto vergonzoso por las acciones que realizó estando en ese estado.

— Seguro tenía patas de rana y popo de unicornio. — Dijo riéndose al igual que JiMin, el menor debía de aceptar que su tía sana, sana mentalmente no estaba o era verdad lo decía y ellos eran los incrédulos,  su conexión era de por si extraña, pero solo quizás ella tenía un tornillo suelto.

— Bueno regresando al tema, tu hermana se ha tomado el tiempo de especificar en tu tarjeta que tienes que ir con una pareja. — Señaló el carton que tenía entre sus manos con una sonrisita burlona en sus labios.

Desde hacía un tiempo que su hermana y familia entera lo estaban empujando al precipicio para que tuviera una novia, desde lo ocurrido con la "sanguijuela" apodo creado por su familia y su mejor amigo, no había tenido ni una saliente, pareja o amante durante dos años. Dos años en los que JiMin tuvo que venirse a vivir con él y tratar de curar los pedazos rotos de su ingenuo corazón.

Amigos en las buenas y en las malas | yoonminWhere stories live. Discover now