CAPÍTULO 6

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« ¿Tan rápido me extrañó? »

Arsen Lamprou

Termino de abrochar los gemelos de mi camisa y después del perfume, salgo al encuentro de Eugene, que ya me espera en el auto.

— ¿Está esperándonos?— pregunto en cuanto entramos.

— Sí.

— Bien.

El trayecto transcurre en silencio. No me gusta estar parloteando cuando estoy concentrado, maquinando.

A medida que nos acercamos al lugar, el cuerpo me arde y las palmas me pican. Lo voy a disfrutar tanto que casi no puedo disimular la euforia que siento. Eugene me observa a través del retrovisor y se centra en la sonrisa de satisfacción que se dibuja en mis labios.

— Estás feliz...

— No. Estoy pletórico.— corrijo—. E impaciente.

Eugene niega divertido y continúa en silencio.

Por fin llegamos a la mansión que se encuentra en medio de la nada. Está abandonada y esto son los mejores lugares para lo que a Deo le gusta hacer, aunque de vez en cuando la excitación y la adrenalina no le dejan pensar con claridad y lo hace en lugares menos discretos.

Bueno, será una bonita despedida para él, su muerte será en su honor, haciéndole homenaje a sus fetiches.

Nos adentramos en la casa y el crujir de la madera hace que los dos guardaespaldas de Deo nos observen.

Yo sonrío tranquilo y Deo se me acerca un tanto serio.

— ¿Y las mujeres?—pregunta impaciente.

— ¿Y los modales?—enarco una ceja.

Este duda pero se acerca a tenderme la mano y en cuanto lo hace, tiro de ella dándole la señal a Eugene, que enseguida saca su arma y le propina un balazo mortal a cada uno de los guardias.

Yo me giro hacia Deo que me mira desconcertado y con horror. Intenta retroceder apoyándose en sus codos pero me apresuro y le piso el escroto con la punta de mi zapato, lo cual le hace chillar cual cerdo de matadero.

— ¿Qué coño haces, Arsen?— trata de sonar firme pero la voz trémula le delata.

— Vamos a divertirnos, amigo.—sonrío.

Eugene le obliga a ponerse de pie apuntándole y en menos de 2 minutos se encuentra inconsciente gracias a la llave a la que es sometido.

Aprovechamos para colocar el soporte. Colgamos las cadenas con los afilados ganchos y desnudamos al hijo de puta en un tiempo récord.

Trato de evitar reírme del cacahuete que le cuelga entre las piernas cuando le levantamos y enganchamos, clavando los ganchos en la piel de su espalda. La sangre comienza a brotar y Eugene y yo nos vemos obligados a ponernos los trajes de plástico, es importante no dejar ninguna pista y por ello vamos perfectamente equipados y siempre solemos dejar pistas falsas y confusas.

El material es preparado por Eugene y cuando todo está listo me froto las manos con gozo antes de despertar a Deo.

Este parece aturdido pero el dolor enseguida tiñe sus facciones.

— ¿Qué haces? ¿Qué hago aquí?—pregunta desesperado tratando de moverse, pero es peor, los ganchos solo se clavan más a medida que se mueve.

— ¿Te respondo o te lo imaginas?

— ¿Por qué haces esto? ¡Estamos juntos!

Me rio ante la ironía.

— La única razón por la que estoy con vosotros es porque voy a acabar con todos.—saboreo las palabras—. Uno por uno. Hasta llegar a Anteo.—me acerco a su rostro y este trata de mantenerse implacable.

ANTEO《+18》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora