« ¿Tan rápido me extrañó? »
Arsen Lamprou
Termino de abrochar los gemelos de mi camisa y después del perfume, salgo al encuentro de Eugene, que ya me espera en el auto.
— ¿Está esperándonos?— pregunto en cuanto entramos.
— Sí.
— Bien.
El trayecto transcurre en silencio. No me gusta estar parloteando cuando estoy concentrado, maquinando.
A medida que nos acercamos al lugar, el cuerpo me arde y las palmas me pican. Lo voy a disfrutar tanto que casi no puedo disimular la euforia que siento. Eugene me observa a través del retrovisor y se centra en la sonrisa de satisfacción que se dibuja en mis labios.
— Estás feliz...
— No. Estoy pletórico.— corrijo—. E impaciente.
Eugene niega divertido y continúa en silencio.
Por fin llegamos a la mansión que se encuentra en medio de la nada. Está abandonada y esto son los mejores lugares para lo que a Deo le gusta hacer, aunque de vez en cuando la excitación y la adrenalina no le dejan pensar con claridad y lo hace en lugares menos discretos.
Bueno, será una bonita despedida para él, su muerte será en su honor, haciéndole homenaje a sus fetiches.
Nos adentramos en la casa y el crujir de la madera hace que los dos guardaespaldas de Deo nos observen.
Yo sonrío tranquilo y Deo se me acerca un tanto serio.
— ¿Y las mujeres?—pregunta impaciente.
— ¿Y los modales?—enarco una ceja.
Este duda pero se acerca a tenderme la mano y en cuanto lo hace, tiro de ella dándole la señal a Eugene, que enseguida saca su arma y le propina un balazo mortal a cada uno de los guardias.
Yo me giro hacia Deo que me mira desconcertado y con horror. Intenta retroceder apoyándose en sus codos pero me apresuro y le piso el escroto con la punta de mi zapato, lo cual le hace chillar cual cerdo de matadero.
— ¿Qué coño haces, Arsen?— trata de sonar firme pero la voz trémula le delata.
— Vamos a divertirnos, amigo.—sonrío.
Eugene le obliga a ponerse de pie apuntándole y en menos de 2 minutos se encuentra inconsciente gracias a la llave a la que es sometido.
Aprovechamos para colocar el soporte. Colgamos las cadenas con los afilados ganchos y desnudamos al hijo de puta en un tiempo récord.
Trato de evitar reírme del cacahuete que le cuelga entre las piernas cuando le levantamos y enganchamos, clavando los ganchos en la piel de su espalda. La sangre comienza a brotar y Eugene y yo nos vemos obligados a ponernos los trajes de plástico, es importante no dejar ninguna pista y por ello vamos perfectamente equipados y siempre solemos dejar pistas falsas y confusas.
El material es preparado por Eugene y cuando todo está listo me froto las manos con gozo antes de despertar a Deo.
Este parece aturdido pero el dolor enseguida tiñe sus facciones.
— ¿Qué haces? ¿Qué hago aquí?—pregunta desesperado tratando de moverse, pero es peor, los ganchos solo se clavan más a medida que se mueve.
— ¿Te respondo o te lo imaginas?
— ¿Por qué haces esto? ¡Estamos juntos!
Me rio ante la ironía.
— La única razón por la que estoy con vosotros es porque voy a acabar con todos.—saboreo las palabras—. Uno por uno. Hasta llegar a Anteo.—me acerco a su rostro y este trata de mantenerse implacable.
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ANTEO《+18》
RomanceCuando tu sueño siempre ha sido acabar con la escoria del país, crees que trabajar para el sistema judicial lo es todo. Lastimosamente la decepción te azota cuando no confías en la manera "correcta" en la que tu unidad policial trabaja y te toca tom...