CAPITULO 6

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Minho atendió algunos asuntos que no podían esperar, el deshacerse de los cuerpos de una manera segura era crucial. Luego estaba el asunto de los heridos y lo de coordinar las tareas de reparación. Sintiéndose como una mierda logro arrastrase hasta el tercer nivel bajo el suelo, una vez allí se dirigió hasta la puerta de su apartamento. Tecleando la clave de acceso espero.

Dentro se encontró con una escena que por un momento hizo que el aire se incendiara en sus pulmones, el resultado, un pene tan duro que podía taladrar piedras. Con cuidado de no despertar al chico que dormía en el sofá, cerró la puerta. El gatito estaba acostado a todo lo largo del sofá, con el dorso desnudo y la cinturilla del pantalón que permitía ver el comienzo de la curva del trasero.

Minho respiro profundo, apuñando las manos trato de evitar que estas se dejaran llevar y fueran tras toda esa tersa piel pálida que se le ofrecía. El pantalón de mezclilla era casi una herejía al cubrir esas piernas largas y el sexo que dormía bajo el cierre, los pies desnudos le recordaba al tigre que el chico era aún un cachorro inocente. Aunque ese cuerpo fuera la encarnación del pecado.

Tragando duro el alfa logro controlar los impulsos que comenzaban a desbocarse, lo achaco a la luna y al aroma del chico que pronto entraría en celo. Si se enlazaba al tomar su virginidad, el gatito sería su pareja ligada, jamás tendría otro amante más que él.

Minho, después de hacer acopio de toda su fuerza de voluntad, logro desviar la vista de la habitación sin puerta, la que había sido tirada a bajo después de su pelea en la mañana. Caminando a hurtadillas llego hasta donde estaban acomodadas las cunas de sus hijos, la cama había sido retirada para darles espacio. Había un mueble para cambiarlos, una mecedora y una pequeña refrigeradora donde estaban guardados los biberones. Ahora entendió por qué su joven pareja estaba durmiendo en el sofá, el chico le había dado su habitación a los bebés.

Minho era un guerrero, su padre le había enseñado que su vida estaba al servicio de la manada. A pesar de ser un alfa joven, había demostrado que merecía el puesto con creces. Había engendrado a sus cachorros cuando supo que no tenía gusto por las hembras, al menos no del tipo sexual, así que de ese modo se había asegurado de tener descendencia. Para lo que no estaba preparado era para esa sensación de tibieza en el pecho cada vez que visitaba a sus hijos. El saber que su futura pareja sería capaz tomar riesgos por los niños, y lo que es más, les sedería su comodidad, lo hizo sentir humilde.

Un gemido que provino desde la sala de estar, le recordó a Minho que un chico sexy dormía incomodo sobre el sofá, con una sonrisa en el rostro, supo exactamente donde pasaría la noche el gatito malcriado.

Kibum había seguido los consejos de Heechul, cada palabra. "Si quería ser la presa del gran y malvado alfa debía esperar dócilmente, pero si quería carne de tigre para la cena, él debía controlar la situación", así que el gatito se había quitado la camisa, acostándose boca abajo oculto sus tetillas erectas por el aire acondicionado de la habitación, eso sería suficiente para hacer que el tigre se despeinara un poco.

MINKEY - Cuando el tigre probo a su gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora