Prólogo

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Refugio en las afueras de Konoha...

- Temo que ha pasado demasiado tiempo, ¿no es así?

Pregunto sin el menor rastro de sarcasmo una voz femenina visiblemente adulta y con cierto dejo de autoridad al shinobi sentado en aquella camilla mientras le extendía un vaso con agua. El hombre de cabello lacio ébano recogido en una coleta baja tan solo asintió sin siquiera atreverse a preguntar qué había sucedido para que una vez más se encontrara con vida. Podía tener los ojos vendados, sin embargo eso no era impedimento para darse cuenta de quién y especialmente que era la persona frente a él. Era una ninja medico lo suficientemente poderosa como para haber hecho lo que suponía habría hecho. Era nada menos que la nieta de uno de los hombres más poderosos jamás vistos en Konoha junto a precisamente su mejor amigo y un miembro de su Clan, los Uchiha. El Primer Hokage, Hashirama Senju; sin mencionar que era obviamente familiar cercana del Segundo, Tobirama Senju, creador de prácticamente todos los jutsu actualmente en existencia. Su mente se detuvo en seco en ese último pensamiento. El hombre de curiosa similitud con su ex-Comandante en ANBU, Kakashi Hatake, su padre Sakumo y con uno de los tres Sannin había creado incluso el jutsu prohibido mediante el cual fueran revividos el mismo junto a los restantes Kage fallecidos a lo largo de la historia, así como también el propio pelinegro y los miembros de la organización criminal a la que perteneciera, Akatsuki. ¿Quién les había revivido? Un Sannin alguna vez miembro de Akatsuki; su primer compañero, Orochimaru.

Dejo escapar un agudo siseo cuando le invadió una repentina jaqueca. Aunque honestamente no estaba seguro si se debiera a que estaba forzando demasiado su mente en esos recuerdos o al procedimiento al que acababa de ser sometido. Siempre había sido un shinobi extremadamente astuto, por lo que no necesitaba reflexionar demasiado para darse cuenta de que había tenido un trasplante ocular. La mujer de cabellos rubios lacios recogidos en dos coletas bajas le ayudó a recostarse nuevamente en la camilla y le pidió que intentara tranquilizarse y descansara al menos hasta la mañana. Algo confundido, Itachi Uchiha pregunto qué hora era, a lo que Senju respondió sin poder evitar una leve sonrisa que el pelinegro obviamente no pudo ver:

- Diría que... es demasiado tarde para estar despierto. Aunque, antes de hacer nada, te daré algo para aliviar la jaqueca o de lo contrario te será imposible conciliar el sueño aun con un calmante...

Itachi asintió, aunque apenas segundos después sintió un escalofrío involuntario recorrer su espalda. Tenía la sensación no solo de que había una tercera persona en la habitación sino que además esta emanaba un Chakra que le resultaba aterradoramente familiar. Sus labios se abrieron apenas levemente como si fuera a decir algo pero ni una palabra salió de su boca. La figura (masculina aunque de rasgos sumamente curiosos) a su izquierda apoyó una mano considerablemente más grande que la de un humano normal en su frente y murmuró en un tono que al Uchiha le supo casi a frustración que no solo la jaqueca le impediría dormir tranquilo, sino que además su presión estaba bajando considerablemente y su rostro estaba cubierto de sudor frío.

- ¿Debo preguntar cómo murió en primer lugar, Uchiha-san?

- Tú... debes de recordarlo... Tú y ese sujeto de Kiri; si es que aún está contigo...

- Sasuke jamás mencionó una palabra respecto de su duelo. De hecho, no volvimos a verle sino hasta tres días más tarde. No me atrevería a preguntar dónde estaba...

Itachi inhaló y exhaló profundamente antes de responder que alguien de Akatsuki los había retirado a ambos del campo de batalla. Desconocía los motivos por los que se habrían llevado a su hermano. En cuanto a él –o su cadáver-, así como el de cualquier otro miembro caído de la organización, simplemente tomaban de ellos el anillo que les asignaran a su ingreso en la misma. Sin mencionar que nadie debía saber de la existencia de los cuerpos. Sin embargo, tres de ellos eran excepciones a aquella regla. Uno de ellos porque no podía morir por medios convencionales, aun después de ser vencido por el discípulo de Asuma Sarutobi. Los otros eran Kisame Hoshigaki y él mismo. El shinobi de Kiri decidió cometer suicidio antes de que Konoha pudiese atraparlo. Él en cambio murió durante el combate frente a su hermano menor. Las circunstancias, sin embargo, habían tenido poco que ver con el duelo, aunque los daños sufridos durante el mismo habían repercutido obviamente en el resultado final. El hombre de apariencia imponente, cabello anaranjado y ojos violetas no pregunto ni comento nada más aun a pesar de que la respuesta le resulto inconclusa. No era su compañero Suigetsu (el shinobi de Kirigakure de quien hablaba Itachi) como para continuar escudriñando. Por otro lado, era plenamente consciente del estado de confusión más que debilidad en que se encontraba el Uchiha. Por lo tanto, simplemente pregunto a la Quinta Hokage si había algo en lo que pudiera serle útil antes de regresar a su refugio junto a su compañera Karin. Tsunade asintió, agradeciendo su ayuda hasta ese momento. El propio Itachi, prácticamente a punto de dormirse susurro también su gratitud al hombre de cabello anaranjado, quien solo respondió asintiendo levemente y señalando que creía estar en deuda con su hermano menor. Aun a pesar de las circunstancias en que se habían conocido y del tiempo que había pasado desde entonces. Tanto que ya no recordaba que edad debía tener.

Amor Contra Todos Los ObstáculosWhere stories live. Discover now