Prólogo

66 4 0
                                    


Tenía la sensación de que mi pierna izquierda aún estaba doliéndome, ardiéndome hasta la médula, pero ciertamente ya no estaba ahí.

Hincada en mi única pierna, sobre la gruesa nieve en el suelo, con las muñecas sujetas a mi espalda, observé a los soldados imperiales, que alguna vez me miraban con respeto, verme con profundo odio.

'¿Cuándo van a empezar?, ¿Qué los hace tardar tanto?'

Más personas fueron detenidas y al igual que yo, les obligaron a arrodillarse formando una fila detrás mío. Algunos rostros me resultaron ligeramente familiares.

'¿No eran sirvientes que me habían sido asignados por órdenes del emperador?'

En el fondo se que es por mi que están aquí,aún así no tengo ningún remordimiento. Me da lo mismo, irme al infierno no puede ser tan malo como la asquerosa vida que estoy por abandonar.

-¿No vas a rogar por tu vida?

El tercer príncipe, se acercó a mí y me dedicó una última mirada piadosa.

-¿Y tu agradecimiento es este?, ¿No es por mi que te convertirás en emperador?

No lo hice por él, de hecho él conoce perfectamente la razón por la que maté al heredero del imperio. De un momento a otro, me ignora como si no hubiera escuchado lo que dije.

-¡Preparen sus armas!

El tercer príncipe, ordenó con una fría mirada a los soldados mientras se alejaba de mí. Solo sonreí esperando una rápida ejecución.

A pocos metros de distancia podía percibir el olor de la pólvora en los fusiles de esos hombres que al cargarlas se colocaron en línea, esperando la siguiente orden.

-¡Apunten!

Subieron sus armas, simultáneamente, creando un sonido metálico, que provocó el pánico inmediato de las personas atrás. Escuché el llanto desesperado de mujeres y hombres pidiendo piedad, a la vez yo seguí sonriendo.

-¡Fuego!



(...)



Mi muerte fue rápida, la primera bala que entró en contacto conmigo se dirigió a mi cabeza, tal vez aún quedaba algo del respeto que esos hombres me tenían.

No hubo luz, ni oscuridad, pero sentí tranquilidad, una increíble paz que me quitó todo el dolor y la ira.

Al menos así fue durante los primeros minutos.

-¡...dante!

-¡Comandante!, ¡Despierte!

-¡Comandante!

Abrí mis ojos al escuchar el ruidoso grito de un hombre. Observé mi alrededor perpleja. De un lado a otro, estoy recostada en una cama, el techo y muros son una simple carpa militar, me levanto de inmediato, sorprendida notó mi pierna izquierda en su lugar, completamente intacta.

-¡Comandante, voy a entrar ahora!

La carpa fue abierta por un hombre joven, uniformado con las prendas de un soldado del imperio de Avath. Lo reconocí al momento.

-¿Festrich?

'¿Qué demonios está pasando?, ¿Por qué estoy aquí?'

-Comandante, pronto estarán aquí.

-...

Increíblemente no pude decir nada ante el soldado que se mostraba ante mí, aún no podía distinguir si estaba alucinando o soñando con un hombre que murió durante la guerra donde exterminamos a los magos. Incluso el ambiente es el mismo.

LA ASESINA REGRESÓ EN EL TIEMPO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora