𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈

1.9K 233 25
                                    

❛ 𝖤𝗌𝖼𝖺𝗉𝖾 𝗒 𝗆𝗈𝗋𝖽𝗂𝖽𝖺𝗌 ❜˚₊‧ ꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

❛ 𝖤𝗌𝖼𝖺𝗉𝖾 𝗒 𝗆𝗈𝗋𝖽𝗂𝖽𝖺𝗌 ❜
˚₊‧ ꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚

Han pasado dos meses y Marco aún no siente aquella tan esperada conexión con el cachorro que habían recogido en la isla anterior.

No lo odia, pero el cachorro insiste en hacer una persecución en su contra para morderlo, seguramente para jugar con él. Marco no logra entenderlo, ¡incluso Namur había congeniado bastante bien con el cachorro sin nombre!

El fénix estaba un poco cansado y los demás insistían en que el cachorro además de odiar a Teach, le cogió un odio al comandante de la primera división.

El rubio no creía que el cachorro quisiera lastimarlo, parecía bastante insistente en recibir caricias de su parte. Por obvias razones el primer comandante no lo hacía, temía perder la mano en el proceso, aunque irónicamente no puede perder nada por su poder regenerativo.

—Deberías darle más amor —insistió Thatch con un puchero, el cocinero insistía tanto como el cachorro para peticiones extrañas.

—Todos los días me muerde y deja su saliva en mi, no hay necesidad de más, yoi —respondió desinteresado y un poco asqueado.

—¡Es un cachorrito!—volvió a insistir— Es adorable, esponjoso y para tu mala suerte parece amarte —se burló—. Seguramente tiene una genuina e inocente conexión con pajarracos malhumorados como tú.

Marco le dio un vistazo al cocinero y resopló.

—No necesito tus chistes de ave hoy, yoi —puso los ojos en blanco—. Además, la última vez dijiste que parecía odiarme ¿qué te hace pensar que ahora me ama?—levantó su ceja, curioso.

—Parece más feliz a tu lado —le reclamó infantilmente y luego señaló con obviedad en sus acciones—. A pesar de que tú lo odias, ¡incluso Pops se dio cuenta! Es un poco injusto...

Thatch mordió una manzana con ferocidad y lo señaló con el dedo de manera grotesca. Marco resopló e hizo un amago con su mano, restándole importancia.

Ambos se pusieron alerta cuanto escucharon como las cosas afuera se ponían un poco intensas, desde reclamos y ladridos.

Ladridos que se acercaban cada vez más a la cocina, Thatch sonrió al saber de quién se trataba y echó un vistazo hacía el primer comandante quien ya había desaparecido del lugar.

Siempre hacía lo mismo, sopesó y se encogió de hombros, sabía que el cachorro lo encontraría, siempre lo hacía.

La puerta sin seguro se abrió bruscamente dejando el paso al cachorro que había crecido bastante en estos últimos dos meses. Thatch creía firmemente que ese perro sería más grande que muchos comandantes, estaba del porte de Haruta, obviamente aquello no era dicho públicamente, el comandante más bajito los cortaría a todos si hacían algún comentario al respecto.

STEFAN: ¡EL PERRO PIRATA!⭒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora