Un Lio

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•Serena•

Las puertas se habían abierto.
Pensé que yo era la única en este piso.
Mi boca se abrió Ligeramente al verlo.
Diamante también me miró y por escasos segundos conectamos miradas.
Él me sonrío y entro al elevador, los dos íbamos para el mismo lugar así que no había que presionar ningún otro botón.
Trague saliva. No sé por qué pero de la nada mi nerviosismo surgió. Me quedé callada al igual que él.
Las puertas se fueron cerrando quedando por completo los dos solos, di varios pasos a mi costado para mantener una distancia entre los dos. Escuché que Diamante dió un enorme suspiró al igual que yo.

—Ammm serena Yo....

Él fué quien Interrumpio el silencio.
No me gire ni hice nada solo me quedé callada mirándolo de Reojo.

—Quiero disculparme por la forma que me comporte hoy. No quise molestarte. —Se disculpo.

Suspiré y Asentí levemente.

—No fue ninguna molestia Señor Black —Hable con Seriedad—. Usted dió su punto de vista así que todo está bien.

Jamás dirigí mi mirada hacia él, manteniendo fijamente mi mirada en las puertas metálicas. Hablé como le había hablado hace un par de horas atrás, además me había dejado en claro que él era el jefe y no yo.

Mis palabras eran como el fuego que encendieron algo dentro de él ya que inmediatamente emitió un sonido de enfado. Apretó un código en la barra de botones haciendo que el elevador se detuviera de inmediato.
Mire confusa a Diamante pero enfadada.

—Pero que demon....

Mi frase no la pude terminar cuando sentí a Diamante tan cerca de mi, por instinto Retrocedi pero fueron escasos pasos que di ya que mi espalda había chocado con las paredes de metal frías.
Mi Respiración se vio cortada al notar que Diamante había puesto sus dos manos a mis costados de la cabeza. Él tuvo que agachar la cabeza para quedar al mismo nivel que yo. Sus ojos púrpuras estaba fijos en los míos, trague saliva en seco.

—Pu.. puede darme mi espacio Señor Black. —Hable con dificultad.

Pero diamante no parecía Escúcharme o al menos hacer caso a mi petición. No sé movía para nada.

—¡Retroceda Señor Black! —Volvi a hablar—. ¡Necesito mi espacio personal! ¡Además ponga en marcha el maldito elevador!

—¡A mí no me des órdenes!

Su voz penetrante me herizo la piel.
Ahora no me importaba nada, estar de esta manera con él era incómoda sin duda pero de alguna u otra forma no me estaba gustando la forma en como me habla.

—¡No sé lo vuelvo a repetir Señor Black! ¡Abra-el-Mal-di-to-Elevador! —hable entre dientes y furiosa.

—¡Deja de llámarme así! —Golpeo sus palmas con fuerza en las paredes del elevador, haciendome brincar del susto—. ¿Por qué me estás ignorando? ¿Por qué no me has hablado en estas jodidas semanas, Serena?

Elevó la voz tan fuerte, aún que no era necesario ya que estábamos tan cercas los dos. Mi enfado estaba reinando en mi así que actúe de la misma manera que él.

—Por que para mí está mejor no hablarle Señor Black. Usted me ha dejado muy en claro que Usted es el Jefe y yo soy su simple empleada....

—Sabes que no eres una simple Empleada —Interrumpio—. Eres más que eso.

—Pues usted me ha dejado eso Muy en claro. Es una pena Señor Black que usted extrañe de mi presencia pero yo no de usted. —Me aclare la garganta—. Es mejor que me dé mi espacio personal y vuelva a arreglar este elevador. Si su novia se llegará a enterar no será nada bueno para usted.

Solo Intento Olvidarme De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora