Capitulo 40: Dos cartas

15 1 0
                                    

Solté un largo suspiro y miré la ventana del hospital, deseando haber cumplido todas esas palabras que dije, pero no pudo ser así, me tapé el rostro y comencé a llorar.
− Mamá ¿te encuentras bien?, nosotros no teníamos idea de lo duro que fue para ti todo esto, eres la mami más fuerte del mundo, a pesar de tanta falta de cariño, nos llenaste de amor a nosotros y a Papá Richard, definitivamente él fue el más afortunado.− Dijo Mateo acercándose a mí para darme un fuerte abrazo.
− Mamá, desearía tener una máquina del tiempo y viajar al pasado para ser tu amiga y decirte que no estás sola y que nunca más lo estarás, no me imagino como se ha de haber sentido, hace menos de un año que perdimos a papá y tu estuviste como siete años sin el tuyo, sin siquiera conocerlo.− Ariana comenzó a llorar a la misma vez Adolf, luego todos mis hijos comenzaron a abrazarme.
−Hijos yo tengo algo que decirles.
Los tres me miraron confundidos.
−Dinos mamá, que es lo que sucede.
− No fueron solamente siete años lo que no hable con mi papá, fue toda la vida.
−Pero tu dijiste que...
−Eso era lo que pensaba en ese momento, pero pasaron meses, yo no volví a hablar con él, ni a saber de él, nunca llegué a tener una buena relación con mis padres, perdí a el amor de mi vida, y ahora estoy en este hospital, a punto de perder a mis hijos por mi demencia.

Los extraños, quisiera ser la niña de antes y poder cambiar mi forma de ver las cosas, quisiera volver a ver a sus abuelos, volver a darles un abrazo, pero ya es tarde y me duele saber que ellos ni siquiera me hayan escuchado decirles te amo, te extraño o te perdono, es algo que llevo dentro mío, sigue atorado ahí, generando un vacío constante y lo siento hijos, siento no poder haberles dado

la oportunidad de conocer a sus abuelos por mi falta de comprensión, por mi orgullo que termino derribándome a mí, hasta ahora, necesito sanar, visitar a sus abuelos, igual, ya es tarde, pero, por lo menos visitar sus tumbas sería un gran paso para mí.
−Lo entendemos mamá, y lo sentimos, por haberte tratado de esta manera, por no haber estado cada tarde que te sentías sola o en las que necesitabas compañía, a veces los hijos también necesitamos saber los traumas que los padres llevan consigo, y poder ayudarlos a sanar, con amor, compartiendo, hablando y sé que ha sido muy duro para ti, incluso queremos pedirte perdón, y queremos acompañarte a la tumba de los abuelos, también tenemos ganas de saludarlos y darles una buena despedida, decirles que desearíamos haberlos conocidos, aunque supongo que ya lo saben, solo dinos donde queda el lugar y vamos, luego de salir del hospital.
−Si Adolf, toma nota, te diré la ubicación, pero antes de eso, quiero leerles una carta más.
−Claro mamá, aquí tienes la caja.

Conocí el cielo en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora