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Jódete, Kirishima.
¿Qué carajos es esto?
No lo voy a malinterpretar. No es una cita.
No es una cita, no es una cita, no es una cita.
¡¿Pero cómo no pensar que esto es una cita cuando estamos en un puto pic-nic a la luz de la luna?!
Nos acostamos sobre la yerba. Habían varios pinches, y pusiste tu campera abajo de mi espalda.
¿Qué demonios eres?¿Un estúpido caballero?
Luego empezaste a hablar de cosas tuyas, como tu fanatismo por aquel héroe con el que compartes nombre, la historia de tu vida, el cómo ingresaste a la escuela, y las locuras que habías cometido. Muchas fueron medianamente graciosas, lo admito.
Pero debo admitir que mi momento favorito comenzó cuando abriste los ojos, de manera inmensa, mirando el mar azul sobre nosotros. ¿Acaso era normal ver la galaxia entera reflejada en tus iris y pupilas?
Tal vez me estoy volviendo loco.
Unos segundos después me miraste y sonreíste con ciertos tonos rojos en tus mejillas.
Jódete. Eres muy lindo.
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