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"Buenos días, Izo."

El comandante le devuelve el saludo a Thatch con la cabeza. Se retira un mechón de pelo del rostro y comienza a desayunar.

"Veo que alguien se ha quedado pegado a las sábanas", se burla el capitán con cariño.

Izo le frunce el ceño a su padre y no se digna a responder. Después de tanto tiempo juntos, toda la tripulación conoce bien las costumbres y los defectos de sus hermanos de barco. Cuando Izo aparece una mañana sin estar maquillado y peinado, todos saben que deben evitarlo.

Al parecer, Izo no es el único de mal humor. El samurái de Wano ve a Ace entrar con el ceño exageradamente fruncido y dando pisotones. Cuando se sienta a su lado, Izo arquea una ceja.

"¿Por qué demonios estás de tan mal humor?", pregunta más con enfado que con curiosidad.

"¡Es Luffy!", Ace parece a punto de hacer un berrinche. "De nuevo no puedo contactarlo, así no puedo saber si está bien."

Izo frunce el ceño imitando al segundo comandante. Solo Ace, Thatch, Marco y Barbablanca saben cuál es la misión de Luffy y ninguno de ellos parece contento con eso. Marco tuvo que atar a Ace los primeros días para evitar que lo siguiera.

"Ace, Luffy está bien", le asegura el capitán. "Sabes que tampoco me agrada mucho que se haya ido solo pero es algo personal, no podemos detenerlo."

"Es algo personal para mi también", se queja Thatch tomando asiento frente al menor de los comandantes. "¿Por qué no puedo ir con él?"

"Tú aún estás herido", le gruñe Ace. "Y en todo caso debería ser yo quien vaya a por él, yo soy el comandante de su división."

El mal humor de Izo desaparece y ladea la cabeza pensativo. No sabía que la misteriosa herida de Thatch y la misión de Luffy estaban relacionadas. Captando su curiosidad, el capitán tose llamando la atención de Ace y Thatch, que refunfuñan y dejan el tema a un lado.

El comandante de la decimosexta división se encoge de hombros. Si Oyaji no considera que es importante que lo sepa, no será curioso sobre ello.

Con su mal humor aplacado pero no muy interesado en el resto de las conversaciones, Izo continúa su desayuno silencioso, intentando no preocuparse por la falta de respuesta de Luffy y por la aparentemente peligrosa misión que tiene a sus hermanos muertos de preocupación.

"¡Oyaji!", Rakuyo, que estaba de guardia esa mañana, entra al comedor con un periódico en la mano y los ojos muy abiertos. Todos se quedan en silencio mirando al hombre, queriendo conocer también las noticias que tienen al hombre tan alterado. "Oyaji, tenéis que ver esto."

El hombre abre el periódico y saca un papel amarillento. Un cartel de recompensa. Barbablanca lo coge, lo mira y, segundos después, suelta una estruendosa carcajada.

"¡No te rías, Oyaji!", Rakuyo parece desesperado. "Hemos estado protegiéndolo todo este tiempo, Garp nos va a matar."

Cuando Ace salta ante la mención de su abuelo y le arrebata el papel a su padre de las manos, Izo ya sabe de qué se trata la conmoción.

"¡LUFFY!", grita asombrado. "¡Maldito idiota, está vivo!"

El nombre del miembro menor de la tripulación saca a todos de su estupor y los piratas comienzan a preguntar por las noticias. El color del papel es suficiente para que todos sepan que el joven D ha obtenido una recompensa.

"Treinta millones", anuncia Thatch con una sonrisa quitándole el papel a Ace. "¡Mirad, bastardos, este es nuestro hermano menor!"

Lo levanta para mostrarlo e Izo al fin puede ver el cartel de recompensa. Suelta una risita al ver el rostro feliz, sonriente y para nada intimidante del niño.

Father told me not to come back aloneOnde histórias criam vida. Descubra agora