Día 1

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Empezaba a atardecer y Vegetta ya se encontraba regresando de su misión, la cual solo fue poder recolectar algunas plantas medicinales, que el poblado cercano necesitaba. Al llegar fue a su encuentro con Merlon para avisar que su misión fue todo un éxito, en la entrada se encontró con Alexby, quien ya se encontraba tocando la puerta del viejo Merlon.

—Alexby, compañero, ¿ya tan rápido de regreso?— le preguntó dándole un leve golpe por la espalda.

— Pues claro, no fue tan difícil de conseguir el hierro para que esa aldea tuviera algunos Golems, con ello sus problemas de Zombies se habrán acabado.— comentó dando un tono de orgullo en sus palabras.

Al momento Merlon les abrió la puerta a su hogar para que levantaran su reporte, sin percatarse la noche llegó y se encontraban ya retirándose de su humilde hogar.

—Merlon, antes de retirarme, ¿Sabrás algo de Rubius?— preguntó el de ojos púrpura antes de retirarse a su mansión.

—Lo siento hijo, pero desde que se fueron a sus misiones no hemos sabido nada de él. Puede que ya esté de regreso mañana. Ahora ve, que tú también tienes que descansar.— No se sintió satisfecho con esa respuesta obtenida. Algo dentro de él le decía que no debía de estar tranquilo, mientras jugaba inconscientemente con su anillo.

—Oye... Vegetta, oye, te apuesto que debió de quedarse dormido por no estar acostumbrado a trabajar como nosotros, cuando menos te lo imagines ya estará de nuevo sobre ti— Le comentó Alexby al notar su rostro preocupado y sus gestos, logrando así que saliera de ese mar de preocupaciones que empezaba a apoderarse de él.

—Eh, uff si chaval ya, te dejo, lo más seguro es que Akira ya se encuentre esperándome, te veo luego— Y sin más, empezó su camino hacia la mansión.


Hace unos meses atrás.


Era un día precioso para una cita doble, Akira y Vegetta se encontraban sentados en un banco bajo la sombra de un árbol esperando a sus invitados de aquella ocasión. Con esta, ya iban varias veces en que ellos junto con Rubius y Nieves salían a convivir, pues habían notado como todos ellos congeniaban bastante bien, claro, unos más que otros... Reunidos todos fueron por unos helados para poder pasar el rato.

—Oye Triple 7, ¿No crees que ya va siendo hora que le digamos a ellas sobre am... cierto tema?— dijo mientras movía su cabeza hacia las chicas que se habían adelantado el paso, ellas se encontraban tan adentradas en su plática que no se habían inmutado, que dejaron los chicos atrás.

—¿Crees que ya viene siendo tiempo?— le preguntó ahora con algo de preocupación en su voz, había apreciado demasiado la compañía de Akira, pero tampoco quisiera incomodar su relación con ella, dado el hecho que sus sentimientos iban dirigidos hacia Rubius y no a ella.

—Pues mira, prefiero que me digan mejor en la cara que terminamos esta farsa, a seguir engañándolas— Rubius no se había percatado que alzó la voz haciendo que las chicas voltearan a verlos extrañadas, por lo que acababa de decir.

—¿Osito? ¿Estás bien?— preguntó Nieves, al ver como los colores se le subían a la cara del más alto.

—Es que eres tontísimo...— terminó de decir Vegetta poniéndose una mano en la frente, mientras trataba de encontrar las palabras correctas y poder explicar aquello.

A decir verdad tanto Akira y Nieves sabían de su relación, el cual en su momento no lo tomaron muy bien, pero con el paso del tiempo lograron superarlo y darles el apoyo. Incluso se alegraron por ellos al ver que ya se habían declarado, solo un ciego como ellos no se habrían dado cuenta de que tenían algo. Conforme pasaron los demás días notaron que tanto Nieves como Akira empezaban a frecuentarse, más de lo habitual. Ellas también tenían lo suyo, algo que había dejado al par de 2iq sin palabras, pero más aliviados al saber que se tenían la una a la otra. Ya pasada la ceremonia de ellos, Akira y Nieves se irían a vivir juntas y comenzar su propia aventura.


Presente


Llegando a la mansión, Vegetta fue recibido por Akira, notando que Nieves también se encontraba en el lugar. Cosa que le alegró, ya que estar sola en aquella cabaña flotante, debería de ser tétrico y la pelirroja no merecía aquello. Ya no se encontrarían solas.

—Vaya, entonces si regresaste antes de lo que tenías pensado, ¿No es así?— Dijo Akira quien le pasaba una bebida, mientras se encontraban en aquella gran sala.

—Tampoco es que fuese la gran cosa, ¿ustedes han estado bien?— dijo tomando el vaso.

—Sí, todo perfecto, muchas gracias Vegetta.— Dijo Nieves algo alegre, pero de pronto su voz se tornó algo preocupada —Eh... ¿Y Rubius? Pensé que irían juntos...—

—Le dieron una misión especial, al parecer por hablar otro idioma— contestó con naturalidad, tratando de ocultar su preocupación y tomó todo el líquido de un solo trago.

—Ah... esperemos que mañana regrese con bien, por mientras pasa la noche con nosotras hasta que regrese.— La pelirroja le dedicó una sonrisa brindando algo de tranquilidad a Vegetta, esperando que el mismo se creyera sus palabras.


Aunque algo dentro de él, sabía que mentía.

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