4|Lado oscuro.

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Los días han pasado tan rápido, que ya me he enfrentado a mi primera semana en la universidad donde he conocido nuevas caras y las diferentes formas de trabajar de cada profesor. Hasta ahora he fracasado encontrando un trabajo y mi hermano mayor, Varick, ya está sospechando cada vez que me llama preguntándome como estoy. Se me termina formando un nudo en la garganta al no saber qué responderle.

Él vive aquí en Berlín con su esposa Leslie, que ya pronto dará a luz a su primera hija. Por lo tanto, no me gustaría ser una carga para él y una preocupación para mis padres en caso de que se enterarán.

Suficientes problemas tienen por culpa de mi tío Patrick al apropiarse de la granja que mi abuela le heredó a mi padre. Es todo un lío legal, papeleo, evidencias y mi hermano es el que está atento del caso al ser abogado junto a sus colegas. Desde entonces, mis padres han estado viviendo con unos amigos y aún tienen esperanzas de recuperar esas tierras llamadas hogar, yo también.

Recuerdo que cada mañana antes de asistir a la escuela realizaba mis deberes alimentando a las gallinas, rastrillar el heno, ordeñar a las vacas, a las que siempre les tuve miedo, y a ayudar a mamá a empaquetar quesos de todos los tamaños y texturas para que vendieran después en el mercado local. Era una rutina diaria a la que ya estaba acostumbrada, ahora, solo me levanto para callar a Heidi tocando su gaita a las cinco y media de la mañana como despertador.

A mi alrededor en el interior de la cafetería se desata el bullicio. Estoy situada en una esquina sentada en una mesa en la espera de la pelirroja y mi nueva amiga, Zela, mientras reviso un documento frente a la laptop. Me abruma estar entre tantas personas, sin embargo, ambas chicas han armado un plan para que no me esconda.

Alzo la cabeza y busco con impaciencia a las chicas, ya me he adelantado en comer mis macarrones y ellas no han dado señales de humo. No obstante, a la única persona que visualizo, es al chico del que me he estado escondiendo. Su melena pelirroja es llamativa si te le quedas mirando de manera detenida, lleva puesto ropa casual, mientras sostiene una bandeja con comida y la mochila entre sus hombros. Al menos no se da cuenta de mi presencia al separarnos varios metros.

Toma asiento con su grupo de amigos saludándose entre risas. Aparto la mirada para clavarla en mis macarrones, no debería verlo, pueda que alguien se haya dado cuenta y me termine llamando acosadora. Cierro el archivo para descansar la vista, día y noche he estado frente a la pantalla solo para analizar textos clásicos.

Una figura femenina se deja caer frente a mí dejando su charola sobre la mesa. Me encuentro con Heidi plasmando una mueca de molestia sin quitar la vista de su comida.

—Quería macarrones, pero solo alcancé pechuga de pollo y lechuga, puag —arruga la nariz ocasionando que sus pecas rojizas se compriman.

—Hola, hola, estrellitas, siento la tardanza —una segunda chica llega para sentarse a mi lado. Nos sonríe con alegría. Zela Müller irradia alegría a donde fuera— ¿y esa cara de pocos amigos?

Los cuervos también se enamoran  (GRATIS)Where stories live. Discover now