6

255 16 15
                                    


6

Sally se quedó sorprendida ante la propuesta de Patric, él jamás le ofrecía ayuda ni nada por el estilo.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó la chica mirándolo extrañada.

— ¿No puedo ofrecerte ayuda?

— Sí, sí puedes, la cosa es que nunca lo haces.

— Nunca es tarde para hacer buenas acciones. —respondió sonriendo, sin embargo, Sally no se confiaba del todo.

— Prefiero ir a tomar el transporte.

Patric rodó sus ojos y la miro con desaprobación y reproche, pesaba en lo tonta que se comportaba, solo quería darle un aventón...

— Mira el clima, ¿podrás hacer algo con toda esa lluvia?

Sally miro a la ventana, y solo se le vino a la cabeza una palabra. Maldición.

La chica iba en el auto de su tía acompañado de Patric, jamás se había subido en ese vehículo. La lluvia no cesaba e iba apenas exacta para su reunión, estaba nerviosa, muy nerviosa, si fallaba podía perder demasiado y quedar igual o peor que antes.

— Entonces... ¿Conseguiste empleo?

— Se puede decir que sí..., no, no estoy segura.

— Ya veo. —respondió su primo quien miraba por el espejo retrovisor—. No entiendo como duraste tanto tiempo desempleada, lo que estudiaste no es tan malo.

— Quizá. —dijo con cierto desespero, agradecía que le dirá una mano, pero para ella Patric era insoportable hasta en la voz—. Mi mala suerte es ya sabes, algo que no me deja en paz.

La lluvia había vuelto a empezar, Ian pensó en Sally, preguntándose cómo le haría ella para llegar al edificio de esa forma. Aún faltaba para su cita, pero, a cómo iba el clima dudaba en que llegara.

— Te veo impaciente. —comento su madre quien llevaba un tiempo observándolo—. ¿sucede algo malo?

— Nada de lo que no me pueda ocupar. —iba a pasar por Sally, no la pensaba dejar sola, ni permitir que llegara empapada de agua, ni mucho menos que se desmayara como la última vez—. No es para preocuparse. —aunque lo estaba—. Te veré luego madre, tengo una reunión.

— ¿Con tu hermano?

La mujer que tenía una taza de café en la mano lo miro con una pequeña suspicacia, a su lado tenía un libro, aquel que había sido el favorito de su difunto esposo. Verónica nunca había amado tanto a alguien y en ningún momento lo llegó a odiar, ni siquiera cuando le fue infiel.

— Y con Sally. —respondió su hijo con un destello de desespero al escuchar el término "hermano".

— ¿Sally? ¿la chica que estaba presente cuando tu... —no le permitió seguir. , fue la respuesta seca y tajante de Ian frente aquello que ya sabía que venía—. Bueno, que manera de apropiarte de su nombre, ¿se volvieron cercanos acaso?

— No lo creo. —negó—. Pero te doy la razón, es una falta de respeto apropiarme de esa forma del nombre de ella. —además que, las no formalidades solo habían durado un par de horas.

— Discúlpate de mi parte con ella.

— ¿Qué hiciste?

— La insulté cuando la vi de pie sin hacer nada. Así que, por favor, excúsate por mí.

— ¿Por qué no lo haces tú? —cuestionó cruzándose de brazos, ella la había tratado mal, ella debía pedir disculpas.

— No pienso volver a tu agencia.

MIENTRAS YO VIVA - SallyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora