El Principio de un final

08.

—Carlos— Le llamó al entrar a la casa.

—¡Estoy en la cocina!

Me encojo de hombros. Y caminó hasta estar en la puerta de esta, con los brazos cruzados.

—¿Por qué tan feliz?. —Pregunta al verme con una sonrisa.

—Le he contado todo a Emma. —Suspiro, el me mira sorprendido. —No lo tomo mal como lo había pensado, me apoyó y me dijo que seguirá conmigo hasta el final.

—Me gusta verte así —Me abraza, y le devuelvo el abrazo. — Estas feliz, Emma te hace bien no la dejes ir tan fácilmente. Ella no lo ha hecho contigo, a pesar de las dificultades ella sigue firme ahí.

—Lo sé, ella es mi Sol en medio de tanta tormenta. Ese rayito de Luz que ilumina mi camino de regreso a casa, el cual había perdido hace mucho tiempo. Me está devolviendo esa ilusión de querer vivir, de querer cumplir mis sueños. Ella llegó como un Puto Ángel a mi vida.

Eso y muchas cosas son las que estoy sintiendo por ella en estos momentos, no miento cuando lo digo de verdad.

Me mira sonriente

— Así se habla—Chocamos los cinco. — Sabes, La vida es muy corta tenemos que aprender a arriesgarnos más. Como ella lo está haciendo contigo.

Asiento

Sabiendo que tiene la razón, Soy un riesgo que nadie tenía en mente tomarlo.

—Gracias —Me mira confundido— Por todo lo que hiciste por mi estos años, por aguantarme y cuidarme. De verdad muchas Gracias.

—No te preocupes, para eso estamos los amigos—Le resta importancia.

—¿Dónde está Tom?

Pregunto sentándome en los bancos que tiene la Isla.

—Salió, y no tengo idea de con quien

—Cosas de él.

—Sabes cómo es, no le gusta que se metan en sus cosas— veo cierta tristeza en sus ojos.

Carlos desde que nos conocimos ha sido un buen amigo. Es el único que no se droga o toma, A pesar de trabajar en un Antro.

—Déjalo, tarde o temprano nos enteramos

-Ojala_ Dice pesadamente.

Me levanto.

—Bueno, te dejo para que termines lo que sea que haces.

—Muy chistoso, estoy haciendo el almuerzo.

Ruedo los ojos

— Mas tardes vengo por mí comida entonces.

—sí, ya vete.

Suelto una gran carcajada, y salgo de la cocina.

Voy a mi cuarto y me tiro a la cama mirando el techo blanco. Me pongo a pensar como mi vida está cambiando en poco tiempo, cómo pudo venir una persona y armar el rompecabezas que ni yo mismo lo había podido hacer. Vino a ayudarme sin yo pedirlo, y eso no es todo, yo estoy dejando que entre a mi corazón y haga con él lo que quiera. Estoy viendo cómo es vivir la vida. De nuevo.