Los dos se encontraban en la cama, envueltos en una nube de amor, disfrutando de esa cercanía que tanto extrañaban. Regina recostada, corriendo su mano por el pelo de Santiago, mientras el besaba y acariciaba su vientre.
Santiago: ¿Que te gustaría que fuera? Niño o niña.
Regina: La verdad no se (sonriendo) Aún no termino de procesar que voy a ser mamá. Sea lo que sea estaré feliz.
Santiago: Lo mismo pienso yo. Estoy ansioso por que nazca.
Regina: Mi vida.. no sabes cuanto te extrañe (suspiró)
Santiago: Y yo a ti, siempre estabas presente en mis pensamientos.
Santiago subió, en busca sus dulces besos. Regina lo tomó del rostro, y sus labios se unieron en un beso lento y profundo. Saboreándose lentamente, sin prisa, después de tanto tiempo separados, disfrutando al máximo cada momento. Regina pasó su lengua sensualmente sobre los labios de Santiago, y el se estremeció, estrechándola más contra su cuerpo. Sus lenguas se dieron paso en ese beso que cada segundo crecía más en intensidad. Ese dulce roce encendiendo las llamas dentro de ellos.
Los besos de Santiago viajaron a su cuello, y jadeando Regina cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones. Un gemido escapó de sus labios al sentir la lengua de el pasar por su piel, seguido por una pequeña mordida.
Regina: Ah.. Santi.. mi amor.. (jadeó suavemente en su oído)
Santiago sonrió y se levantó, deslizando la bata de dormir de ella, dejándola solo en esa panty negra de seda que tenia puesta. Santiago la admiró así por unos momentos, era la mujer más bella que jamás había visto. Termino de desvestirse y se acostó a su lado, acariciando sus senos suavemente, pasando su pulgar por sus pezones, y Regina se estremeció, cerrando sus ojos. En su estado estaban más sensibles que nunca.
El se acomodó nuevamente sobre ella, y pasó su lengua lentamente por su pezón, después prendiéndose de el, succionando, besando, mordiendo levemente. Regina soltó un gemido, arqueando su espalda, y tomándolo del pelo. Santiago deslizó su mano sobre su vientre, viajando más abajo, colándose dentro de su ropa interior. Las caricias de sus dedos en su intimidad húmeda, junto con su dulce tortura en sus senos la estaba llevando al cielo. Los gemidos de placer no paraban, el sonido de ellos excitando más a Santiago. Regina sentía que pronto estallaría de placer cuando Santiago retiro su mano, levantándose, y ella se quejó, su respiración agitada.
Regina: Santi.. no me puedes hacer esto..
Santiago: Tranquila mi reina, que esta noche es de nosotros, y pienso recorrer cada centímetro de tu cuerpo, besándote, adorándote.
Santiago la despojo de esa última prenda, y Regina abrió sus piernas instintivamente. Santiago se acomodó entre ellas, besándolas suavemente hasta llegar a su intimidad, pasando su lengua de arriba a abajo lentamente. Regina arqueo su espalda, y se aferró a las sábanas, cerrando los ojos. Ese hombre la estaba volviendo loca, sus gemidos no paraban, moviendo sus caderas envuelta en deseo. Santiago introdujo dos dedos, y eso junto con los rápidos movimientos de su lengua terminaron de desatarla. Regina soltó un fuerte gemido y sintió como si su cuerpo estallara en mil pedazos al llegar a ese climax asombroso. Con lo sensible que estaba y el alboroto de sus hormonas todo se sentía tan intenso.
Santiago subió hacia ella y Regina lo abrazó fuertemente, su respiración aún agitada.
Regina: Ok, ahora si estás perdonado.
Santiago soltó una carcajada, besando su frente.
Santiago: Ah, o sea que no me habías perdonado anteriormente.
Regina: Tontito, te amo.
Regina lo miró pícara, mordiéndose el labio, y giró quedando sobre el.
Regina: Sabes, yo también quiero besar todo tu cuerpo. Demostrarte cuanto te extrañé (susurró en su oído, mordiéndolo suavemente)
Santiago jadeó y cerró sus ojos, dejándose llevar por los besos y suaves caricias de Regina. Sus labios recorrían su cuello, besándolo, dejando pequeñas mordidas que lo estremecían. Esos besos viajaron sobre su pecho, bajando cada vez más, hasta llegar a su hombría. Santiago abrió los ojos, observándola con su respiración agitada. Regina alzó la mirada, y sin dejar de verlo con esos hermosos ojos verdes lo tomó en su boca. Santiago, soltando un gemido, recargó su cabeza en la almohada, cerrando los ojos mientras Regina lo volvía loco, lamiendo, besando, succionando. Lo llevaba fuera de este mundo.
Sin poder contenerse más se sentó, tomando a Regina de la cintura los giró, quedando sobre ella, y besándola apasionadamente entró en ella de golpe. Regina soltó un fuerte gemido que fue ahogado en ese beso. Los gemidos inundaban esa habitación, y los dos se amaban con todo ese deseo guardado por esos meses perdidos. Regina se aferro fuertemente al el, al sentir ese fuego crecer y crecer hasta que sus sentidos estallaron, los dos llegando a ese climax que dejó sus cuerpos saciados, temblando del placer.
Santiago cayó rendido a su lado, sus frentes unidas, tratando de recuperar el aliento. Se cubrieron con las sábanas, y los dos se susurraban palabras de amor, dulces besos y caricias, hasta que el sueño y cansancio los venció, quedando profundamente dormidos. Al fin juntos, en los brazos de esa persona que tanto amaban, y que no pensaban soltar jamás.

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Indomable
FanfictionUn matrimonio arreglado, dos seres de vidas completamente distintas, una atracción innegable. ¿Podrá el amor vencer todas esas barreras y prejuicios interpuestos por ellos mismos y así llegar a la felicidad?