¿Cuánto tiempo se tardará en reparar lo irreparable? ¿Acaso es posible hacerlo? Sinónimo de problemas. Sinónimo de fragilidad. Sinónimo de destrozo emocional. Nublado por el pasado, atormentado por el presente, perseguido por el futuro. Aparentando algo que no es, ocultando su verdadero ser. Noah, atrapado en las cuatro paredes de su habitación. No es un chico bueno ni mucho menos un príncipe. Es un chico frágil que fue capturado por el dragón quien lo tiene encerrado en la gran casa de los Prices. Sin armadura y sin espada, exhausto de pelear contra tan temible criatura, parecía que quedaría ahí de por vida bajo sus normas y órdenes. Pero con el último aliento que le quedaba, logró escaparse a un pequeño lugar del reino. Trata de mantenerse fuerte y valiente, pero se sumerge en las malas decisiones y la inmensa oscuridad de su habitación. La historia no termina ahí. El dragón al enterarse de su fuga no para hasta encontrarlo; pasaron semanas y semanas, hasta que un día lo encontró, y no, no lo devolvió a la casa de los Prices, lo dejo vivir ahí, pero lo seguiría custodiando y no le permitiría ser libre... ¿Darse por vencido? Capaz. ¿Encontrar la felicidad? Imposible. ¿Buscar el amor? Ni en sueños. Sin ganas de luchar, tan siquiera de salir de esa aburrida alcoba, se la pasa consiguiendo nuevos problemas y más líos de lo que ya tiene. No piensa siquiera en conseguir una espada o al menos en planear lo que podría hacer para salir de ese oscuro agujero. ¿Quién podrá salvarlo? O más bien, ¿Quién le dará esperanzas para que salga y luche por sí mismo?