Yo era diferente. Lo sabía. Mi mente era por mucho, diferente a la de los demás. Miraba a la gente como algo que se debía entender; les asignaba a cada uno un color,dependiendo a su forma de ser, actuar,a sus actitudes y a la forma de hablar. Y todo así estaba controlado. Mi cabeza era como un enorme archivo, donde cada persona que había pasado por mi vida tenía su propio historial. Era como una pequeña biblioteca o hemeroteca donde guardaba cada sonido,cada palabra y cada gesto. Y eso me hacía sentir tranquilo. Jamás podré explicar lo que pasó cuando el llegó a mi vida. Era un descontrol. Un maldito descontrol,un desastre. Y el amor de mi vida.