"Pasando por Urias" De repente el tiempo se multiplica, resta y suma dependiendo la zona horaria desde donde viajas, llegas y vuelves a la carretera que te divide de los recuerdos que hasta hace nada eran mañana. Sigues por la libre y topas tantos letreros indicadores del origen de esas rancherías que uno pasa para llegar a su querida tierra. La noche se vuelve penumbra, un agujero negro tan profundo; que lo único que te saca a flote son tus memorias. Una ansiedad tan agresiva que te golpea tan duro que te hace llorar. Después de tantas horas, al fin el sonido del silencio te despierta, es tú casa que te da la bienvenida muy a su modo, algo parecido a un ser querido que pierde la vida y de alguna forma te hace saber que ya se va. Exactamente igual te avisa que todo ese tiempo que no estuviste mientras estabas en el extranjero, ya murió, se despide y tú propia tierra es la que te abraza, y uno sin más suelta el llanto en silencio mientras palidece y se vuelve alma en pena, ves a todo el mundo, pero nadie te ve, uno se vuelve un fantasma por desertar e irse. Es entonces cuándo uno se percata de que la vida es un arma de doble filo. Uno recuerda más de lo que vive. El recuerdo tiene ritmo pero no piedad, peca de desalmado, y goza de hacerse extrañar. La nostalgia es una adicción, extrañar es morir en presente. Cada que paso por Urias, me encuentro con el mismo yo, pero que pierde momentos hermosos junto a los suyos, es apreciar cada tic-tac del reloj, es morir en transe, y sufrir el pecado del mortal. Cada que paso por Urias, recuerdo que mi tierra está inconclusa sin mi presencia. -Efraín Rojas
3 parts