Yuri jamás podría dudar del amor de Otabek, no cuando el alfa había salido a las tres de la mañana a buscar un helado de menta con chispas de chocolate sólo porque a él se le había antojado.
Yuri jamás podría dudar del amor de Otabek, no cuando el alfa había salido a las tres de la mañana a buscar un helado de menta con chispas de chocolate sólo porque a él se le había antojado.