Al despertar Lucy está mareada y algo atontada, no sabe como llego a esa sucia habitación, pero podía apostar su vida a que su padre tuvo algo que ver en todo eso. Lucy Tant con tan solo diecisiete años puede confirmar que en otra vida fue demasiado mala porque nadie puede tener tan mal karma sin que esa sea la explicación. Tras la trágica muerte de su madre y de contar con un padre que simplemente no puede mirarla a los ojos, Lucy considera que quizás estar encerrada en un sótano con las manos atadas y sin poder ver absolutamente nada no es lo peor que le paso en su vida. William King solamente amaba dos cosas: su negocio y ganar. Pero cuando Adam Tant golpea su puerta con una propuesta a la cual no puede decir que no, se cuestiona si es sueño o, en realidad, una pesadilla.