Siento como sus caderas chocan con las mías cada vez que se clava más adentro de mi, siento su respiración en mi cuello, en este momento no me importa nada más que el hombre que me esta haciendo el amor, ambos sabemos que esto es peligroso, yo le pertenezco a otro. Sus embestidas se vuelven más fuertes conforme siento que vamos a llegar al orgasmo. Si me preguntan en que momento comenzó todo puedo decir desde que ofrecí mi virginidad a uno de los mafiosos más conocidos en toda Rusia. Lo que nunca espere era que enamorarme sería algo prohibido y elegir al hombre de mi vida seria ilegal.